Friday, February 18, 2011

Alma romántica

Desmonto la estantería. Los libros ya los empaqueté anteayer...
Al sacar el tornillo del tercer estante de la izquierda, mi mente retrocede en el tiempo a aquella primavera en la que fue puesto en el sitio que ahora abandona...

¡Cómo lucía el sol! El limonero no daba abasto al centenar de limones que lo humillaban hasta el suelo. El césped, recién sembrado, empezaba a despuntar entre los terrones de tierra...

Me siento y me quedo mirando el estante del que acabo de quitar el tornillo. "¿Por qué no te callas?", le digo mientras intento deshacer la tela de araña que envuelve mi alma y que ralentiza mis movimientos...

"¡Termina ya! ¡Date prisa!", oigo que me digo... "¡Es hora de partir!"

Me siento adherido a ese estante, a aquel instante... Es hora de partir...

Thursday, February 17, 2011

Corolario a un santo dicho

Con todo mi respeto y admiración, he recordado una frase del gran Ignacio, el de Loyola.
Decía él: "en época de tribulación, no hacer mudanza".

A veces la vida hace que, sin previo aviso, sin gana alguna, incluso muy a tu pesar, tengas que mudarte sin remedio...

Y, como regalo de Ignacio, vino a mi cabeza: "en época de mudanza, no tener tribulación"...

17/02/2011

Desperezo mi mente, mi vida, tras casi dos meses no de hibernación sino de singladura por los mares de la existencia... En esas 24 interminables y eternas horas... ¿O tal vez de acovachamiento?

Tras esta catatonia vital, doloroso - aunque no mortal- letargo, abro los ojos y, al menos hoy, luce el sol, radiante... El cielo azul, maculado por blancas nubes, que no amenaza ni lluvia ni tormentas... Un nuevo día todo (y sólo) para mí...

Miro al horizonte y, como siempre, según su tierna travesura, me guiña un ojo invitándome a acercarme, a explorarlo, a no detenerme hasta alcanzarlo, aunque de sobra sabe que nunca lo conseguiré...

Sabe que no puedo resistirme y no caminar. Sabe que, aunque a veces parezca desfallecer, sólo sé mirar hacia adelante... Irracionalmente me dejo seducir por sus encantos y, en cuanto consigo erguirme de nuevo, echo a andar...

Decía el poeta: "¡Caminante! ¡No hay camino! Se hace camino al andar..."