A veces tropiezas con gente que cuida los pequeños detalles... Y la vida es dulce y entrañable. Sobre todo si se tiene la dicha de poder percibir el candor de cada una de las cosas, desinteresadas, que envuelve ese infinito mundo de lo sencillo... Una sonrisa, una elección acertada de menú cuando no puedes elegirlo personalmente, un mover tu equipaje hasta la consigna, un buscar que estés bien sólo por el hecho de que lo estés... Un "¿cómo te va?"...
Un comentario como "me gusta lo que escribes"... un "¿cómo estás?", un "¡llámame si me necesitas, no importa ni el día ni la hora..." Un "¡Escríbeme! ¡Te quiero!". Un "¡hace mucho que no sabemos de tí!"... Un "¡gracias por tu llamado!"... un "me acabo de acordar de tí... y por eso te llamo..."
Mi única duda es si soy capaz de hacer lo mismo de lo que soy hipersensible de percibir que me hagan a mí...
Desde esta mi atalaya pido humildemente perdón por no haber sido/ser capaz de querer con la misma intensidad con la que tantas veces me siento/soy querido...