Cuando la realidad parece imponerse, siempre hay un sueño que queda por realizarse...
When reality seems to prevail, there's always a dream left to come true...
[Esta entrada ha sido publicada en la revista LAR #4 Invierno 2024, sección Melodías, p. 8, y en la web el 20 de diciembre de 2024. Castellano/ Català]
El
primer signo de civilización
Cuando
nos sentimos fuertes, con salud, en un entorno seguro y rodeados de personas
que nos inspiran confianza a menudo olvidamos lo frágiles que somos. Este
olvido, además, es inversamente proporcional a nuestra edad. Podemos
encontrarnos con nuestra vulnerabilidad de forma inesperada. Una catástrofe
natural, un accidente, una enfermedad, la súbita muerte de alguna persona
cercana, la pérdida del trabajo, para demasiadas personas la guerra..., o
plácidamente cuando poco a poco nos acercamos al final de nuestro camino.
¿Habrá alguien que no necesite cuidados en algún momento de su vida?
La
antropóloga estadounidense Margaret Mead consideraba que el primer signo de
civilización en una cultura antigua fue cuando se descubrió un fémur fracturado
que apareció sanado. En el reino animal, si te rompes una pierna, mueres. No
puedes buscar comida o agua ni huir del peligro, siendo presa fácil para los
animales salvajes. Y ningún animal con una extremidad motriz rota sobrevive lo
suficiente para que el hueso se suelde por sí solo. De modo que un fémur roto
curado evidencia que alguien se quedó con quien se lo rompió, y le vendó e
inmovilizó la fractura. Es decir, lo cuidó.
Cuidar
es algo inherente al ser humano. E implica acercamiento, comunicación, es decir
escucha y entendimiento de las necesidades más allá de las palabras, atención a
los gestos, actitudes y silencios. No impone, sino que acompaña y asiste en lo
físico, en lo emocional, espiritual y social.
La
carga del cuidado no profesional, por tanto ni remunerado ni reconocido,
todavía recae principalmente en las mujeres y las niñas, mostrando una
distribución de responsabilidades nada equitativa y que, además, vulnera sus
derechos humanos. Y en el ámbito profesional se
mantiene este desequilibrio numérico...
Todo
parece indicar que en los últimos años está habiendo un notable incremento de
la concienciación y de la participación ciudadana en cuestiones relacionadas
con el cuidado. De personas, el medio ambiente, la economía sostenible, nuestra
propia supervivencia, la reacción ante catástrofes... Aunque las noticias se
obstinan en mostrar únicamente los aspectos negativos del lado más oscuro de
nuestro planeta, me viene en mente lo que le contestó Jesús al maestro de la
ley tras contarle el episodio del samaritano: “¿Cuál de estos tres te parece
que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?». Él dijo: «El que
practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo». (Lc 10:36-37)
[Esta entrada ha sido publicada en la revista LAR #2 Verano 2024, sección Melodías, p. 8, y en la web el 12 de julio de 2024. Castellano/ Català]
Algunas veces, la música que nos resuena dentro es mucho más que una canción.
Últimamente la percibo próxima a una sinfonía. En tono menor.
Primer
movimiento. Allegro energico, ma non
troppo
Desde
febrero de 2022 y octubre de 2023, tambores de guerra suenan cerca. Y estos no
son los únicos que redoblan. Se hace difícil, por no decir imposible, recordar
algún periodo histórico sin guerras. Al menos en los últimos diez mil años. Del
mismo modo, hace mucho tiempo que no resulta nada sencillo encontrarles algún
sentido más allá de la codicia, el odio o la intolerancia de un grupo humano
contra otro. Y, particularmente desde 1914, con un grado de crudeza, crueldad,
destrucción y aberración inhumanas y escalofriantes, progresivamente corregidas
y aumentadas, nunca antes conocidas.
Segundo
movimiento. Andante Moderato
Hay
personas muy especiales en nuestra vida. Y si además compartes con ellas
proyectos entusiasmantes y novedosos, el viaje se convierte en una maravillosa
y placentera aventura.Personas a
quienes sientes intensamente en el corazón, en la mente, en la existencia. Tan
dentro que cuando les diagnostican una extraña dolencia, con pronóstico tan incierto
que casi nadie se atreve a formularlo, sientes que se te hiela la sangre. Él
entra ahora en una dura batalla. Tú continúas tu día a día, sí, pero la vida se
hace pesada, la mente no deja de dar vueltas y el corazón duele al latir.
Tercer
movimiento. Scherzo
Una amiga cercana, con quien en la adolescencia compartiste
fiestas, sueños, proyectos y viajes. Recibes una llamada. Tuvo una recaída de
su enfermedad y una crisis repentina. Acaban de sedarla. Horas después, ese
mismo día, no vuelve a despertar. Sensación de impotencia. Tuvo que irse y no
pudimos despedirnos...
Algunas
veces, notas graves, ritmos lentos y solemnes, colores oscuros, entornos fríos
y nebulosos son los que nos envuelven y ralentizan dificultando el día a día.
La vida continúa y, pese a las pesadas sombras, se puede seguir deseando la paz
intentando construirla; seguir deseando lo mejor para el amigo que ahora lucha,
intentando estar ahí, a su lado; seguir deseando consuelo para quienes
perdieron una hermana, una madre, una amiga e intentando no olvidar cómo vivir
con quienes nos rodean...
Desde el 7 de octubre en Palestina ha vuelto a tomar la palabra la guerra y sus instigadores y secuaces (de todos los bandos) filtran lo que les interesa y silencian lo que no.
Hoy quiero compartir aquí el artículo publicado en EL CORREO el 4 de noviembre, por Hithem Abdulhaleem, amigo desde hace veintiocho años, de origen palestino-jordano, musulmán, doctor en psicología por la Universidad de Deusto, articulista de opinión de El Correo y residente en Bilbao.
En él, el autor subraya que ante esta dantescatesitura y las imágenes tan apocalípticas que nos llegan desde Gaza, resulta urgente e imprescindible hacer una reflexión sobre las causas estructurales que han originado el conflicto palestino israelí, y que siguen alimentándolo hasta la actualidad.
[He publicado esta entrada en el blog de Inteligencia Emocional de EiTB el 25.10.2023. Este Blog fue cerrado el 01/07/2024]
Al noroeste,
50 km de costa mediterránea con uso
acotado a 6 millas náuticas (unos 11 km) y fuertemente vigilada por la armada
vecina. Desde diciembre de 2021, además de las preexistentes vallas, alambradas
y torres de vigilancia, el resto del territorio queda delimitado por 65 km de un muro de hormigón, hierro y
acero que recorre por completo el perímetro de una franja de tierra de 41
kilómetros de largo y entre 6 y 12 de ancho, con una superficie de 365 km², y una
población que no llega a los dos
millones y medio de habitantes. Cada placa del muro tiene una altura de 26 metros. Veinte enterrados para prevenir
incursiones subterráneas, y seis sobre el suelo, para evitar saltos, y que
además cuenta con sensores de movimiento, cámaras, radares y armas accionadas
por control remoto. Junto a todo este control perimétrico, desde 2007 se ha impuesto un férreo bloqueo en los suministros de electricidad, gas, agua, alimentos,
medicinas y combustible que desde el 7
de octubre han quedado cerrados completamente. El
perímetro amurallado, además de adentrarse en el mar 400 m tanto en el borde
sur como el norte, cuenta con ocho pasos
fronterizos, todos bajo el mismo control: siete con Israel, de los que sólo
dos están operativos, ahora cerrados,
y uno con Egipto, el único que se ha abierto para dejar pasar una mínima parte
de la ayuda humanitaria necesaria para la población gazatí. Estos pasos son las
únicas vías (terrestres) de entrada y
salida del territorio.
El
aeropuerto internacional inaugurado en 1998 fue bombardeado en 2001 y, por si
alguien pensaba que quedaba algo que pudiera usarse, recibió una segunda lluvia
de misiles en 2012.
Hablamos
de la Franja de Gaza. Una auténtica
cárcel al aire libre con vistas al mar.
El
pasado 7 de octubre, desde ella, grupos armados de Hamás, con el lanzamiento de
cohetes y el despliegue de combatientes, atacaron por sorpresa varios enclaves
del sur de Israel asesinando deliberadamente a más de 1.400 personas, en su
mayoría civiles, hiriendo a unas 3.300 y llevándose a más de 200 rehenes
civiles y prisioneros militares.
A este
acto, Israel respondió declarando la guerra a los militantes de Hamás el día 8,
autorizando “acciones militares significativas” contra ellos. Desde entonces, a
consecuencia de los bombardeos israelíes, según algunas fuentes, hasta hoy han
fallecido más de cinco mil personas, de las que el 40% son niñas y niños, el
22% mujeres y personas ancianas y más de 15.000 han resultado heridas.
Mientras
las tropas israelíes se preparan para una inminente incursión por tierra por el
norte de la Franja, un millón de personas gazatíes desplazadas, huyendo hacia
el sur, se enfrentan a una dificilísima situación de supervivencia.
Hago
mías, una vez más, las palabras del pasado 8 de octubre de Margaret Karram,
presidenta del Movimiento de los Focolares, nacida en Haifa, Israel, en el seno
de una familia árabe-palestina y católica:
“No hay palabras para expresar el infinito
dolor que siento en el corazón por las poblaciones de Israel y Palestina; por
los muertos, los heridos, los rehenes, los desaparecidos y sus familias, que el
último y gravísimo estallido de violencia ha causado en mi tierra
Con profunda fe, junto a todo el
Movimiento de los Focolares, me uno al llamamiento del Papa Francisco, al del
Patriarcado Latino de Jerusalén, a las palabras de paz de los líderes de las
distintas Iglesias cristianas y de los líderes de las Religiones –en particular
de la región israelí-palestina– para pedir
que se detengan las armas y que se
comprenda que, como ha dicho el Papa Francisco en el Ángelus de hoy, «el terrorismo y la guerra no conducen a
ninguna solución, sino que toda guerra es una derrota…».
En la oración al Dios de la Paz y la
Justicia, me uno también a aquellos que en todo el mundo ofrecen oraciones,
sufrimientos y acciones, para que la paz triunfe sobre el odio y el terror. Mi
especial agradecimiento a quienes me han escrito desde lugares de conflicto,
como Ucrania, expresando su ofrecimiento y cercanía a pesar de la trágica
situación en la que viven desde hace más de un año.
Esforcémonos por construir un mundo
fraterno y hagamos todo lo posible para que estos pueblos y todos los que se
encuentran en las mismas situaciones de inestabilidad y violencia encuentren el
camino del respeto a los derechos humanos, donde la justicia, el diálogo y la
reconciliación son las herramientas indispensables para construir la paz”.
There must be another way / Tiene que haber otro
camino
En
2009, mi bella hermana Mira Awad y yo representamos a Israel en el festival de
Eurovisión. Hicimos historia. Nunca antes Israel había estado representada por
una judía israelí y una palestina israelí.
Nunca antes se había cantado en árabe en Eurovisión, y mucho menos junto
al hebreo.
Escribí
la canción en inglés con la colaboración de Gil Dor, que también la tradujo al
hebreo, y Mira añadió la letra en árabe, y nos embarcamos en este fascinante
viaje.
Esta
canción sigue siendo dolorosamente relevante, hoy más que nunca. De hecho,
apenas puedo cantarla o incluso PENSAR en ella sin llorar.
El
nuevo, bello y conmovedor arreglo, que transforma la canción en una balada, fue
realizado hábilmente por el corazón de Gil ♥️.
Os la
regalamos a todos, para que la escuchéis, para que la grabéis en vuestros
corazones como hicimos, y hacemos, cada día, en los nuestros.
"Cuando
lloro, lloro por las dos. Tiene que haber otro camino"
There Must Be Another Way
There
must be another
Must be
another way
Your
eyes, sister
Say all
that my heart desires
So far,
we’ve gone
A long
way, a very difficult way, hand in hand
And the
tears fall, pour in vain
A pain
with no name
We wait
Only
for the next day to come
There
must be another way
There
must be another way
Your
eyes say
A day
will come and all fear will disappear
In your
eyes a determination
That
there is a possibility
To
carry on the way
As long
as it may take
For
there is no single address for sorrow
I call
out to the plains
To the
stubborn heavens
There
must be another way
There
must be another way
There
must be another
Must be
another way
We will
go a long way
A very
difficult way
Together
to the light
Your
eyes say
All
fear will disappear
And
when I cry, I cry for both of us
My pain
has no name
And
when I cry, I cry
To the
merciless sky and say
There
must be another way
And the
tears fall, pour in vain
A pain
with no name
We wait
Only
for the day to come
There
must be another way
There
must be another way
There
must be another
Must be
another way
Debe haber otro camino
Debe
haber otra
Debe
haber otro camino
Tus
ojos, hermana
Dicen
todo lo que mi corazón desea
Hasta
ahora, hemos ido
Un
largo camino, un camino muy difícil, de la mano
[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de EiTB el 08/01/2021. Este Blog fue cerrado el 01/07/2024]
La
semana pasada vi cómo la última hoja del calendario del año que se fue caía y
estrenábamos uno nuevecito con sus páginas intactas. Como perro apaleado, lo
miré con recelo con la aviesa intención de abrirlo y deshojarlo rápidamente
para escudriñar cómo serían el nudo y el desenlace de ese nuevo ejemplar compuesto
por 365 anversos y reversos. Más que nada por estar al menos algo preparado o
prevenido.
Me vinieron
a la mente los días en los que nacieron mi hijo y mis tres hijas: 13 de mayo, 3
de marzo, 22 de enero y 4 de octubre. Cada fecha, cada una de esas hojas,
inserta en el calendario de su año respectivo. Diferentes los años y diferente
mi vida en cada uno de ellos. Muy diversas también las posteriores trayectorias
vitales de cada uno de los cinco…
En esas
andaba, cuando volví a oír por la radio la conocida leyenda Cherokee de los dos
lobos:
Érase una vez, en una noche hermosa con un
cielo estrellado maravilloso y contemplando el fuego de una gran hoguera, un
viejo cherokee que estaba enseñando a su nieto de qué iba la vida.
-Anoki,
en nuestro interior hay una lucha entre dos lobos. El primero es oscuro de piel.
Es el miedo, la envidia, la ira, la pena, el remordimiento, la avaricia, la
arrogancia, la autocompasión, la procrastinación y el ego. El
segundo es de piel clara. Es el amor, el ser positivo, la alegría, la
confianza, la esperanza, la paz, la humildad, la serenidad, la empatía, la
verdad y la compasión.
Entonces Anoki, imaginándose a esos dos
lobos en dura batalla forcejeando en su interior, preguntó intrigado...
-Y
abuelo, ¿cuál de los dos va a ganar?
A lo que el viejo sabio cherokee, mirando
a su nieto con una sonrisa sabia y serena respondió:
-Aquél
al que más alimentes, Anoki. Ese, es el que ganará…
Pensé
entonces en los míos, en mis lobos. Descubrí que los dos seguían conmigo y que
ninguno había muerto de inanición… Muy a mi pesar y en contra de lo que yo
creía, en distintos momentos de mi vida había alimentado alternativamente a
ambos, a uno más que a otro según la ocasión, y cada uno seguía luchando por
ser el (o la) alfa de mi pequeña manada. De mí seguía dependiendo quién la
lideraría finalmente, sin eliminar a ninguno de los dos por el camino.
Pensé
también en mis hijos, en qué iba a dejarles de útil para sus vidas. Caí en la
cuenta de que tanto los días del año recién estrenado, cuanto las páginas que
quedan aún de nuestras vidas, estaban todas por escribir…
A
menudo los hijos se nos parecen
Así nos dan la primera satisfacción
Esos que se menean con nuestros gestos
Echando mano a cuanto hay a su alrededor
Esos locos bajitos que se incorporan
Con los ojos abiertos de par en par
Sin respeto al horario ni a las costumbres
Y a los que, por su bien, hay que domesticar
Niño
Deja ya de joder con la pelota
Niño, que eso no se dice
Que eso no se hace
Que eso no se toca
Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma Con nuestros rencores y nuestro porvenir
Por eso nos parece que son de goma
Y que les bastan nuestros cuentos
Para dormir...
Nos empeñamos en dirigir sus vidas
Sin saber el oficio y sin vocación
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
Con la leche templada
Y en cada canción
Niño
Deja ya de joder con la pelota
Niño, que eso no se dice
Que eso no se hace
Que eso no se toca
Nada ni nadie puede impedir que sufran
Que las agujas avancen en el reloj
Que decidan por ellos, que se equivoquen
Que crezcan y que un día
Nos digan adiós...
If I should stay, I would only be in your way So I'll go, but I know I'll think of you every step of the way And I will always love you I will always love you You, my darling you, hm Bittersweet memories That is all I'm taking with me So, goodbye Please, don't cry We both know I'm not what you, you need And I will always love you I will always love you, you I hope life treats you kind And I hope you have all you've dreamed of And I wish to you joy and happiness But above all this, I wish you love And I will always love you I will always love you I will always love you I will always love you I will always love you I, I will always love you You, darling, I love you Ooh, I'll always, I'll always love you
He de admitir,
y no me duelen prendas en decirlo, que a mi edad me siguen gustando los
cuentos. La fantasía es algo mágico que activa poderosamente la imaginación y
la hace volar hasta horizontes desconocidos. Me siento afortunado al constatar
que aún reconozco y dejo hacer al niño que vive en mí y la lectura y disfrute
de cuentos y aventuras nutren y mantienen vivo a ese niño. Sin embargo, la
realidad circundante, próxima y lejana, a veces – demasiadas - ensombrece la alegría de ese perenne infante
haciendo que su ingenuidad y credulidad se tambaleen. Es el momento en el que
el adulto debe poner pie en tierra y, sin renunciar a sus ideales, ponerse
manos a la obra y trabajar en y por aquello en lo que cree.
Desde
que se tiene conocimiento de su existencia, los cuentos de nuestra cultura
occidental, primero transmitidos oralmente y posteriormente recogidos de forma
escrita, pretendieron dar cuenta de la explicación de los mitos del mundo
grecolatino y las tribus “bárbaras” (las minorías que no pertenecían al “sistema”)
del continente europeo, sus habitantes, su historia y la de la sociedad en la
que vivían, los distintos grupos sociales, sus viajes, sus trabajos, sus
anhelos, etc. En Asia, Oceanía, África y América, con distintos enfoques pero
de manera análoga, los cuentos comparten históricamente este carácter didáctico
y mágico. Han sido y son, por tanto, una constante en el desarrollo cultural de
la humanidad.
Traigo
hoy aquí tres cuentos contemporáneos: uno de finales del siglo XX y dos de
principios del XXI:
¿Quién se ha llevado mi queso?: una Manera Sorprendente de Afrontar el Cambio en el Trabajo y en la Vida Privada, Johnson, Spencer. Ed. Empresa XXI, 1998[(Título original: Who Moved My Cheese?: an Amazing Way to Deal with Change in Your Work and in Your Life, Johnson, Spencer. Putnam Adult, 1998). El autor falleció a los 78 años el 3 de julio de 2017. 28 millones de copias vendidas desde su publicación en 1998].
La Buena Suerte. Claves de la prosperidad. Rovira Celma, Álex; Trías de Bes Mingot, Fernando. Empresa Activa, 2004; Ediciones Urano S. A., 2016.(Traducido a 45 idiomas y cerca de cuatro millones de ejemplares vendidos en todo el mundo desde su publicación en 2004) y
Los siete poderes. Un viaje a la tierra del destino (Un relato sobre las actitudes clave para la buena suerte). Rovira Celma, Álex. Empresa Activa, 2006; Álex Rovira, 2016. (Más de 400.000 ejemplares vendidos desde su aparición en 2006).
Enmarcados
en lo que ha venido en llamarse “libros de autoayuda” y promovidos inicialmente
para el desarrollo empresarial, están sin embargo en plena sintonía con la teoría
y terapia psicológicas del Dr. Viktor Frankl a partir de su obra El
hombre en busca de sentido: la logoterapia(ver entrevista al Dr. Frankl: El sentido de la vida). En estos cuentos, como en los
clásicos, encontramos seres humanos que interactúan con personajes extrahumanos
y que enfrentan distintas situaciones: cómo encarar el cambio, cuál es la
diferencia entre la suerte y la Buena Suerte y, finalmente, qué actitudes
ayudan a afrontar la vida y sus circunstancias. El común denominador de los
tres lo expresa Frankl magistralmente ya en 1959:
“Los que estuvimos en
campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en
barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les
quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de
que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal
ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino” (Frankl,
Viktor. El hombre en busca de sentido.
Ed. Herder, 1991, p. 42). (Ver también las entradas de Maribel Navascués, Adriana Gabriela Racca, parte I y parte II, y Arantza Echaniz Barrondo).
Siempre
podemos dar un sentido a nuestra vida, independientemente de las circunstancias
en las que nos encontremos, y esta búsqueda de significado se convertirá en
nuestra principal motivación vital. Además, siempre podremos decidir con qué
actitud enfrentarnos a la adversidad y ejercer de este modo ese cierto grado de
libertad que nos diferencia de otros seres vivos.
En la
fábula¿Quién se ha llevado mi queso? se plantea la irrefutable realidad
de que el cambio es un hecho y sucederá nos pongamos como nos pongamos. La
actitud que adoptemos frente al mismo es lo que determinará nuestro presente y
nuestro futuro. Johnson da algunas orientaciones: preverlo, controlarlo,
adaptarnos a él rápidamente, cambiar con él, disfrutar con él… y saber que,
inexorablemente, volverá a presentarse tarde o temprano, por lo que habrá que
volver a empezar. Los cuatro protagonistas, dos ratones y dos liliputienses, personificarán
otras tantas formas de afrontar el cambio, otras tantas actitudes vitales, y
las consecuencias que sus acciones tendrán para cada uno.
Rovira
y Trías de Bes narran la aventura de dos caballeros en el Bosque Encantado en
busca del Trébol Mágico, un trébol de cuatro hojas que dará a su poseedor un
poder único: la suerte sin límites. Ambos personajes persiguen lo mismo e
interactúan uno tras otro con los mismos mágicos habitantes del bosque. Sin
embargo, lo que marcará la diferencia entre ellos será su actitud. Los corolarios
que nos van dejando a lo largo del texto los autores hacen referencia a que la
Buena Suerte no depende del azar, no es una lotería, hay que crearla. Pero antes,
hay que ser resolutivos y proactivos, es decir, estar decididos y querer ir a
buscarla. Para ello, no se puede hacer lo que se ha hecho siempre, sino crear
nuevas circunstancias: “locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando
obtener resultados diferentes”[fraseerróneamente atribuida
a Albert Einstein, posiblemente de Rita Mae Brown]. Y crearlas también para
otros, no solamente para el propio beneficio. ¿Cuándo? ¡Hoy mismo, ya! Pero sin
prisas, sin pretender resultados inminentes. Es una carrera de fondo, en la que
la confianza, la resistencia, la perseverancia y la fe se hacen imprescindibles.
Permanecer en esta carrera y llegar hasta la meta dependerán fundamentalmente de
la actitud individual.
Los siete poderes presenta la travesía
de un joven caballero hacia la Tierra del Destino, para cumplir una misión que
por propia decisión ha prometido a su Rey, enfrentando desafíos que pondrán a
prueba todas y cada una de sus capacidades y descubriendo que solamente usando
la fuerza de su actitud podrá superarlos.
Rovira
teje de manera extraordinaria el tapiz de la narración subrayando los siete
nudos que lo configuran: El coraje, que
no anula el miedo, sino que anima la conciencia de que hay algo por lo que
merece la pena correr riesgos. La responsabilidad,que es esa capacidad para hacer lo que
hay que hacer independientemente de las circunstancias en las que nos
encontremos.El propósito, que es voluntad y entrega. La humildad, del latín “humilitas”, que
significa “pegado a la tierra”: una virtud del ser humano para reconocer sus
limitaciones y sus fortalezas y ponerlas al servicio del bien de los demás sin
jactarse de ello. La confianzaque nos permite asumir retos aparentemente
imposibles y superarlos. El amor,
el mayor de los poderes (… y del que) nacen todos los demás, que se manifiesta
en la acción conjunta de las personas que combinan sus talentos para hacer que
los sueños individuales y colectivos se hagan realidad en pos del bien común.
Y la unión (que “hace la fuerza”) y
la cooperación (que promueve el progreso
y la prosperidad).
Al
comienzo de esta entrada hablaba de cómo la realidad circundante, próxima y
lejana, desmotiva y desmorona al niño que llevo dentro. Para demasiadas
personas, lamentablemente, este derrumbamiento no es de su niño interior, sino
el día a día de su existencia: personas desempleadas, víctimas de todo tipo de
violencia, enfermas, separadas, migrantes, explotadas; hombres y mujeres de
todas las edades huyendo de la guerra y de la miseria. Espero y deseo poder aportar
un granito de arena para afrontar individualmente esa compleja aventura que es
vivir. Recomiendo encarecidamente para ello la lectura de las cuatro obras
citadas: los tres cuentos y la obra del Dr. Frankl.
¡Ánimo!
Y para terminar con una
sonrisa, pero con una gran dosis de realismo: ¿Cómo cambiar tu vida? - Odin
Dupeyron- Así es la vida [Extracto. Entrevista completa (merece la pena)].