Friday, November 29, 2019

En busca de la felicidad



[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 29.11.2019]

La cultura anglosajona, como la describió Punset, está cimentada en la defensa de la libertad individual y asentada en el principio inviolable, desde el siglo XVII, de que el rey y los ciudadanos eran iguales ante la ley común: individualismo e igualdad.

En la película (2006), basada en hechos reales y homónima a esta entrada, dirigida por Gabriele Muccino y protagonizada por Will Smith y su hijo Jaden, encontramos a Chris Gardner (Will), un hombre que, decidido a darle a su familia una vida mejor, se embarca en un negocio que se malogra y lo arruina, dejándolo sin empleo. Como consecuencia, su mujer lo abandona y en un abrir y cerrar de ojos se queda sin hogar junto a su hijo Christopher (Jaden) que solo tiene cinco años. Tendrá que seguir adelante en unas condiciones absolutamente terribles para ambos y luchar para conseguir un trabajo, alcanzar su sueño y darles a él y a su hijo una estabilidad y la posibilidad de un futuro mejor. Una auténtica loa al sueño americano, referido a los ideales que garantizan la oportunidad de prosperar y tener éxito para lograr una movilidad social hacia arriba.

Enmarcados en la cultura capitalista, basada en la producción y el consumo, entramos directamente en la vida cotidiana de millones de personas que necesitamos consumir. Ahora bien, ¿a qué precio y con qué criterio? La limitada capacidad de liquidez económica de un mayoritario porcentaje de pobladores del mundo y el alto endeudamiento familiar para la cobertura de necesidades básicas son un caldo de cultivo ideal para los especuladores y vendedores de humo.

Es sobre esta base donde radica el éxito de las tan esperadas rebajas comerciales.

Hasta comienzos del siglo XXI, los períodos tradicionales en el Estado Español eran: rebajas de invierno, de principios de enero a finales de marzo, rebajas de verano, del 1 de julio hasta finales de septiembre, y a mitad de temporada, con descuentos menos cuantiosos que en los períodos anteriores, entre marzo y junio y entre septiembre y noviembre. En el ámbito local, un parque comercial vizcaíno ha instituido el Súper jueves, último de cada mes, y en el Casco Viejo bilbaíno, la Asociación de comerciantes dedica cada año tres días del mes de septiembre - de jueves a sábado - para el Ganga Market, días en los que se pueden disfrutar de interesantes rebajas.

Como nos llegó la moda de Halloween, nos han llegado también el Black Friday y el Cyber Monday, dos fechas que tratan de estimular el comercio (¿o el consumo?) en días clave.

Según algunas fuentes, el término Black Friday se originó en Filadelfia tras el caos circulatorio generado el viernes siguiente a Acción de Gracias, quizás en 1961, cuando, tras una situación de continuas pérdidas, los comercios decidieron bajar tanto sus precios que provocaron así una afluencia masiva de clientes. De este modo pasaron de los números rojos a los números negros (black), por el tipo de tinta usado para la contabilidad amanuense, y este es otro de los posibles orígenes del término.

Unos cien años antes, el viernes 24 de septiembre de 1869, dos financieros de Wall Street, Jim Fisk y Jay Gould, tras una operación millonaria de compra especulativa de oro, se arruinan debido a la caída de ese mercado bursátil en el que se denominó el viernes negro.

En los últimos años se ha sugerido otra posible génesis del término. A principios del siglo XIX en las plantaciones sureñas de los recién nacidos Estados Unidos de América, los plantadores compraban esclavos a buen precio, disfrutando de los descuentos aplicados el primer viernes tras el día de Acción de Gracias.

El Cyber Monday, celebrado el lunes inmediatamente posterior al Black Friday, parece que nació en 2005 y tiene como principal objetivo la realización de compras online.

Citando a José María Rodríguez Oloaizola, «¡Es barato! ¡Hay que aprovechar!» Un imperativo parece instalarse hoy en el ambiente. ¡Compra!

Aprender a compartir (Foto: PINTEREST)
Frente a estos estímulos que nos bombardean por todas partes existían ya, o han surgido más tarde, algunas iniciativas de amplio alcance que nos invitan a ser menos individualistas y más altruistas. Muy cerca de nosotros y una semana antes, el Banco de Alimentos (creado en 1995) hace una recogida solidaria de alimentos que, posteriormente, a lo largo de todo el año, serán distribuidos por las asociaciones y ONGs con las que colaboran entre quienes las necesitan. El Fair Saturday, nació el 29 de noviembre de 2014 de la mano del profesor de la Universidad de Deusto Jordi Albareda Ureta, como una alternativa al consumismo compulsivo, e impulsa el activismo social y cultural. El Giving Tuesday, surgió en Estados Unidos en 2012, promovido por la ONG 92Y Street, y busca potenciar la colaboración de organizaciones y personas para la recaudación de fondos para proyectos sociales y colaborar con acciones solidarias.

Los investigadores llevan años constatando que el consumo desaforado, lejos de contribuir a incrementar la sensación de felicidad, como toda adicción, tarde o temprano produce el efecto contrario.

Como indica el Dr. Enrique Pallarés:
El gastar bien el dinero es un arte y una ciencia. Los psicólogos han propuesto algunos principios, resultado de estudios empíricos, para que el consumo sea más rentable desde el punto de vista de la satisfacción personal. Porque la satisfacción que puede producir el dinero no está tanto en la cantidad como en gastarlo adecuadamente. La profesora canadiense Elizabeth Dunn y otros colegas investigan esta cuestión y han propuesto algunos principios para consumir y gastar de forma satisfactoria. Me referiré a algunos de ellos.

Y continúa haciendo hincapié en optar por varias pequeñas satisfacciones en lugar de por una grande aislada, evitar o reducir las comparaciones, pagar ahora y consumir después, para terminar con el compartir bienes materiales –o tiempo– con otras personas.

Volviendo a Rodríguez Olaizola:
Sé que vivimos en una sociedad y una economía que funciona gracias a la producción y el consumo. Pero eso no es un eximente ni una justificación para cualquier forma de consumo. Hoy no estaría de más explorar la vuelta a una austeridad vital que sea, también, una forma de libertad y de justicia. Se impone una mirada cuerda a las posibilidades de nuestro mundo. Lo más barato no es comprar barato, sino no comprar lo que no necesitas.

Es necesario, hoy más que nunca, además de tener una información fidedigna y lo más completa posible de nuestra realidad, caer en la cuenta de que tenemos la obligación de tomar las riendas de nuestros impulsos y no olvidar que el futuro (¡y el presente!) es cosa de todas y de todos. Y, además, como corrobora la ciencia, contribuye a encontrar la felicidad.

Bibliografía
Cinco comportamientos que te harán más feliz. Entrevista a Laurie Santos, profesora de Psicología de la Universidad de Yale, por Zuberoa Marcos, periodista y doctora en Biología Celular y Molecular por la Universidad de Navarra y máster en Comunicación Científica, Médica y Medioambiental por la Universidad Pompeu Fabra.
Versión completa: https://youtu.be/_3mrA1_Hctk (33:19)



(Adaptación publicada en Ciudad Nueva, Escaparate Marzo 2020)



Friday, November 01, 2019

Similitudes y concomitancias

Humo por las orejas (foto: www.lizmorrisontherapy.com)
[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 01.11.2019]

2002 comenzó con la entrada triunfal de doce países de la Unión Europea en el Euro. De un día para otro, y en plena cuesta de enero, pudimos ver que los precios habían subido exponencialmente, mientras que nuestros salarios fueron minuciosamente traducidos al nuevo lenguaje monetario - ¡se incluían hasta tres decimales! - y nadie movió ni un dedo

La telefonía móvil iniciaba su expansión y las redes sociales eran por aquel entonces pura ciencia ficción. Por citar cronológicamente algunas de las más usadas, Linkedin nacería ese mismo año, Facebook lo haría en 2004, Twitter en 2006, Whatsapp en 2009 e Instagram en 2010. Asimismo, el uso de ordenadores personales – ¡de mesa, fijos! - era un lujo que pocos podían permitirse.

Aunque ahora parezca mentira, había cinco canales televisivos (¡analógicos!) de ámbito nacional – Antena 3, Canal+, La2, Telecinco y TVE-1 –, una decena en algunas Comunidades Autónomas y en Euskadi dos: ETB1 y ETB2. El acceso a cadenas internacionales era posible únicamente a través de antenas parabólicas – ¡vía satélite!… Aquellas, junto a las emisoras de radio y la prensa escrita, constituían el elenco de medios de comunicación social (MCS) del momento.

Tres meses antes habían caído las Torres Gemelas de Nueva York…

El ambiente sociopolítico de aquel año capicúa en España era convulso y tenso. Para muchos de quienes lo vivimos resulta difícil no echar la vista atrás y encontrar demasiadas similitudes con lo que ha venido ocurriendo durante estos dos últimos años: entonces éramos los vascos, hoy son los catalanes.

El 29 de mayo de 2002 los obispos Ricardo Blázquez y Carmelo Echenagusia, titulares de la diócesis de Bilbao, Juan María Uriarte, de la de San Sebastián, y Miguel José Azurmendi, de Vitoria publicaron una atrevida, pero necesaria, carta pastoral conjunta (Preparar la Paz), cuya lectura recomiendo. De los diez apartados que componen la pastoral, citaré algunos extractos de tres de ellos que demuestran su – tristemente - rabiosa actualidad. Los resaltados en negrita son míos. Los textos hablan por sí mismos.

1. Marcados por el desacuerdo y la incomunicación
(…) Nos parece que el desacuerdo político es, en gran medida, origen y fruto de una grave incomunicación. Una sociedad bastante bien avenida en muchos aspectos de su diaria convivencia, se encuentra, sin embargo, surcada por la incomunicación política. (…) La comunicación en los puntos candentes está, al día de la fecha, bloqueada. Una gran parte de la ciudadanía no acaba de comprender que el vehículo de relación más socorrido consista en un intercambio de mutuas censuras a través de los MCS (…).

Diecisiete años después, tras la eclosión de las redes sociales, los medios de comunicación social tradicionales han sido superados con creces. Sin embargo, como señala Juan Pagola en Política crispada, sociedad enfrentada,
(…) En el tiempo de la comunicación no sabemos qué pasos debemos dar para encontrarnos, interactuar e intercambiar ideas, opiniones, expresiones, lenguajes, discursos, relatos opuestos… En la época en la que más instrumentos tenemos para que fluyan los mensajes, menos propuestas serias y responsables compartimos con el ánimo de que sean escuchadas y valoradas. (…) En la sociedad de la información, de la inmediatez y del espectáculo, toda reflexión, negociación o administración de cualquier problema de orden social o político se convierten en un show. (…)

Guste más a unas o menos a otros, o viceversa, existe una realidad innegable en cuanto a los sentimientos. En la primera parte de la siguiente cita, sustitúyase vasco por catalán.

5. Gestionar el conflicto entre identidades nacionales contrapuestas con miras a la paz.
La pacificación de este país entraña, desde luego, la desaparición de ETA y el limpio esfuerzo concertado para combatirla. Pero los problemas que es preciso resolver para alcanzar la paz no terminan ahí. Para comprender y sortear las dificultades para la paz en nuestra tierra es preciso enfocar correctamente otra realidad que viene de lejos. Todos los sondeos revelan con obstinada estabilidad la coexistencia de identidades nacionales total o parcialmente contrapuestas y, a veces, conflictivas. Unos se sienten “sólo vascos”; otros “solamente españoles”; otros “más vascos que españoles”; otros “más españoles que vascos”; otros, en fin, “igualmente vascos y españoles”. 

Todos son ciudadanos de pleno derecho
en esta comunidad y deben ser respetados como tales. Esta pluralidad conflictiva de identidades está reclamando el hallazgo de una fórmula de convivencia en la que cada uno de los grupos modere sus legítimas aspiraciones políticas en aras de una paz social que es un valor notablemente más precioso y necesario que el imposible cumplimiento de todas las aspiraciones de todos los grupos. “En la casa común hemos de caber, apretándonos, todos aquellos que por la palabra o por los hechos no se autoexcluyan de un proyecto compartido” (“Votos para la paz”, pp. 5-6). No vemos otro camino que respete las identidades y prepare la paz. El afecto por la casa común no puede ser impuesto. Surge de la comunicación confiada. Se alimenta del proyecto compartido y asumido voluntariamente. Se malogra cuando quiere imponerse por la fuerza ciega o por el puro imperio de la ley (…).

Es un hecho constatado que una gran mayoría de la población, independientemente de sus opciones políticas, es sensible a la inclusión, no a la exclusión, y desea que se llegue a una pronta solución que restaure la paz social. Y es ahí donde todos y todas deberíamos asumir nuestras responsabilidades.

(…) Es preciso gestionar con delicada sabiduría esta pluralidad de identidades contrapuestas para no convertirla en “guerra de identidades”. Los gobiernos de Madrid y Vitoria, los partidos políticos y los MCS pueden, con sus palabras o sus acciones, atizar o desactivar el conflicto. Algunas decisiones de gobierno, determinadas declaraciones de políticos, ciertas intervenciones en MCS favorecen más la radicalización que la concertación. 

9. Optar por la paz
(…) Optar por la paz significa no manipularla (…)
Optar por la paz comporta para cada una de las opciones políticas una disposición a recortar “mi proyecto” de país para que pueda surgir en el intercambio “nuestro” proyecto compartido. (…)
Optar por la paz significa apoyar efectivamente a los movimientos sociales que (…) procuran abrir caminos que un día más o menos próximo puedan disipar la larga y penosa pesadilla que estamos padeciendo en este pueblo.
Optar por la paz lleva consigo ofrecer signos de distensión y de aproximación. (…)
Optar por la paz entraña educar para la paz especialmente a las jóvenes generaciones, suscitando en ellas el pensamiento crítico, la conciencia ética, la sensibilidad por toda vida humana, el respeto al diferente, el sentimiento de pertenencia a un mismo pueblo plural, el compromiso a favor de la reconciliación social.
Optar por la paz lleva consigo para los creyentes orar incesantemente por ella, manifestando al Señor nuestras dificultades para conseguirla y ofreciéndole nuestras manos para construirla.

Como decía Gandhi, no hay camino para la paz, la paz es el camino.
  
Vídeo: La PALABRA al servicio de la PAZ, Adama Dieng. Asesor Especial del Secretario General de la ONU sobre la Prevención del Genocidio.