[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de EiTB el 25/08/2020. Este Blog fue cerrado el 01/07/2024]
CALLICLES. Ya hace tiempo que te lo dije. Por de pronto, por los más poderosos yo no entiendo, ni los zapateros, ni los cocineros, sino los hombres entendidos en los negocios públicos y en la buena administración del Estado; y no solo entendidos, sino valientes, capaces de ejecutar los proyectos que han concebido, sin cejar por molicie y debilidad de alma. (Platón, Gorgias)
Según el Diccionario de la Real Academia, en su segunda acepción, molicie es el abandono invencible al placer de los sentidos o a una grata pereza. Familiar, conocida y actual, ya que resulta ser una actitud bastante generalizada y muy común durante nuestras vacaciones, y, por lo que parece, no tan moderna: hace unos 2420 años, Platón ya aplicó el término en sus diálogos como algo a evitar por parte de las personas entendidas en los negocios públicos y en la buena administración del Estado.
En la réplica final de Sócrates a Callicles, la preciosa historia que imagina que su interlocutor va a tomar por fábula y que él cree que es una verdad, resulta ser una parábola conmovedora, que la fe cristiana no elimina, sino que acoge y valora plenamente (Ratzinger, 2005. P. 98). En pocas palabras, cada mortal va dejando en el alma huella de su actitud y sus actos y, sabedor/a de que finalmente tendrá que rendir cuentas y ser juzgada/o por ellos por Radamanto (población de Asia), Éaco (Europa) y, en última instancia – en caso de dudas, como tribunal de apelación -, Minos, deberá elegir si vivir en la injustica, la mentira, la molicie, la intemperancia, la insolencia y pasar la eternidad en el Tártaro… o bien procurar ser fiel a la verdad, llevar una vida recta y justa y pasarla en las Islas Afortunadas (no confundir con el archipiélago canario).
Esta apelación platónica a la responsabilidad individual podría verse seriamente afectada por la sempiterna cuestión que un alto porcentaje de la ciudadanía, mayormente occidental capitalista, nunca termina de hacerse, tanto si se trata de su vida laboral cuanto si se refiere a su tiempo de ocio: ¿Por qué nunca tengo tiempo?
Francesc Miralles cita las leyes de Parkinson (1957) que aluden a nuestro uso del cronos:
“El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización”
“Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos”
“El tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia”
Y subraya las afirmaciones de Cristina Benito, autora de Time Mindfulness (2020), en las que la economista pone de relieve que la falta de tiempo es en realidad una falta de prioridades que tiene su origen en la comodidad, llevando a cabo en primer lugar lo que nos resulta más sencillo. A la percepción equivocada de la productividad y la obligación autoimpuesta de complacer siempre a los demás debemos sumar
El miedo al encuentro con uno mismo. Trabajar y atender compromisos llenan toda la agenda y nuestro espacio mental, lo cual nos impide pensar. Esto nos libera de hacernos preguntas incómodas que se pueden resumir en una: ¿es esta la vida que quiero llevar? (Miralles, 2020)
La ética y sus especialistas nos recuerdan constantemente la importancia de asumir individualmente las responsabilidades y cómo esta actitud influye en el conjunto de la sociedad:
Desde el punto de vista de la ética, cada acto es importante y puede ser bueno o malo. Más importantes son las actitudes, que son predisposiciones que vamos desarrollando por la repetición de actos. Y lo verdaderamente significativo es cómo es nuestro carácter, esa segunda naturaleza, ese modo de ser adquirido que vamos construyendo con nuestras elecciones y que puede tender hacia el bien o hacia el mal. (Echaniz Barrondo, 2020)
Cada acto es importante para definir nuestras actitudes: el negacionismo, la irresponsabilidad, la dejadez, la ceguera al kairós, el apego patológico al cronos… no usar la mascarilla, no guardar las distancias, no seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias… no reciclar, tirar un papel al suelo, derrochar agua… mentir, traicionar, no pensar en las y los demás… la crítica desinformada, la manipulación y tergiversación intencionada de las noticias… ¿Es este el estilo de vida que quiero vivir?
SÓCRATES (…) Ningún mal te resultará, si eres realmente hombre de bien, y te consagras a la práctica de la virtud. Después que la hayamos cultivado en común, entonces, si nos parece conveniente, tomaremos parte en los negocios públicos; y cualquiera que sea aquel sobre que tengamos que deliberar, deliberaremos con más acierto que podríamos hacerlo ahora. Porque es una vergüenza para nosotros, que en la situación en que al parecer estamos, presumamos como si valiéramos algo, siendo así que mudamos de opinión a cada instante sobre los mismos objetos, y hasta sobre lo que hay de más importante; ¡tan profunda es nuestra ignorancia! Por lo tanto, sirvámonos de la luz que arroja esta discusión, como de un guía que nos hace ver que el mejor partido que podemos tomar es vivir y morir en la práctica de la justicia y de las demás virtudes. Marchemos por el camino que nos traza, y comprometamos a los demás a que nos imiten. (Platón, Gorgias)
Bibliografía de referencia
Diccionario de la Real Academia. Molicie. Recuperado de https://dle.rae.es/molicie?m=form
Echaniz Barrondo, Arantza (2020, 17 de agosto) Si pudieras volver el tiempo atrás… Recuperado de: http://echanizbarrondo.blogspot.com/2020/08/si-pudieras-volver-el-tiempo-atras.html
Gil Lugo, Wolfgang (2020, 2 de junio). A los que niegan la existencia del coronavirus. Prodavinci, Perspectivas. Recuperado de: https://prodavinci.com/a-los-que-niegan-la-existencia-del-coronavirus/
Miralles, Francesc (2020, 23 de agosto). ¿Por qué nunca tengo tiempo? El País Semanal. Recuperado de: https://elpais.com/elpais/2020/08/17/eps/1597678357_478707.html?fbclid=IwAR3ZsaF-q89czgedthLc_prCEwKIwb5baRG6OEe334_qDIXXh4E700NOZyg
Platón. Gorgias. Recuperado de: http://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf05115.pdf
Ratzinger, Joseph, Benedicto XVI (2005). EUROPA, raíces, identidad y misión. Madrid: Ed. Ciudad Nueva