Monday, July 15, 2024

Sinfonía

Imagen de Vilius Kukanauskas en Pixabay

[Esta entrada ha sido publicada en la revista Lar #2 Verano 2024, sección Melodías, p. 8, en la web el 12 de julio de 2024. Castellano / Català]

Algunas veces, la música que nos resuena dentro es mucho más que una canción. Últimamente la percibo próxima a una sinfonía. En tono menor.

Primer movimiento. Allegro energico, ma non troppo

Desde febrero de 2022 y octubre de 2023, tambores de guerra suenan cerca. Y estos no son los únicos que redoblan. Se hace difícil, por no decir imposible, recordar algún periodo histórico sin guerras. Al menos en los últimos diez mil años. Del mismo modo, hace mucho tiempo que no resulta nada sencillo encontrarles algún sentido más allá de la codicia, el odio o la intolerancia de un grupo humano contra otro. Y, particularmente desde 1914, con un grado de crudeza, crueldad, destrucción y aberración inhumanas y escalofriantes, progresivamente corregidas y aumentadas, nunca antes conocidas.

Segundo movimiento. Andante Moderato

Hay personas muy especiales en nuestra vida. Y si además compartes con ellas proyectos entusiasmantes y novedosos, el viaje se convierte en una maravillosa y placentera aventura.  Personas a quienes sientes intensamente en el corazón, en la mente, en la existencia. Tan dentro que cuando les diagnostican una extraña dolencia, con pronóstico tan incierto que casi nadie se atreve a formularlo, sientes que se te hiela la sangre. Él entra ahora en una dura batalla. Tú continúas tu día a día, sí, pero la vida se hace pesada, la mente no deja de dar vueltas y el corazón duele al latir.

Tercer movimiento. Scherzo

Una amiga cercana, con quien en la adolescencia compartiste fiestas, sueños, proyectos y viajes. Recibes una llamada. Tuvo una recaída de su enfermedad y una crisis repentina. Acaban de sedarla. Horas después, ese mismo día, no vuelve a despertar. Sensación de impotencia. Tuvo que irse y no pudimos despedirnos...

Cuarto movimiento. Finale. Allegro moderato — Allegro energico

Algunas veces, notas graves, ritmos lentos y solemnes, colores oscuros, entornos fríos y nebulosos son los que nos envuelven y ralentizan dificultando el día a día. La vida continúa y, pese a las pesadas sombras, se puede seguir deseando la paz intentando construirla; seguir deseando lo mejor para el amigo que ahora lucha, intentando estar ahí, a su lado; seguir deseando consuelo para quienes perdieron una hermana, una madre, una amiga e intentando no olvidar cómo vivir con quienes nos rodean...

 

Tema musical:

Erik Satie, Alexandre Tharaud. Gnossienne: No. 1

https://open.spotify.com/intl-es/track/4820SC1xnUaabzzYQTDkP2?si=ec3ab6eedf4d4908

 



Wednesday, June 12, 2024

Inteligencia Artificial, persona y ética

 

Imagen de Muhammad Usman Nazeer Gilani en Pixabay

 [He publicado esta entrada en el Blog de EiTB de Inteligencia Emocional el 12.06.2024. Este Blog fue cerrado el 01/07/2024]

Hace unos días me encontré con un artículo periodístico de José Carlos Castillo que me inquietó. El título: “Estoy en el infierno, rodeado de adictos” y otras jugarretas de la I(-nteligencia) A(-rtificial) que ‘resucita’ muertos.

 “Algunos programadores llevan tiempo entrenando a la IA para que replique personalidades; más concretamente la de aquellos seres queridos que ya no están entre nosotros, como método para aliviar el dolor de quienes siguen vivos. (...) James Vlahos, quien tras perder a su padre en 2016 a causa de un cáncer de pulmón decidió crear un 'chatbot' (...) utilizó todas las conversaciones escritas, fotografías y vídeos del difunto a su disposición, lo que le permitió mantener diálogos coherentes y realistas con su homónimo digital. Esto, asegura, le proporcionó un consuelo sin el que no hubiese sido capaz de seguir adelante.

Tan reveladora le resultó la experiencia que decidió fundar HereAfter AI, una empresa especializada en la creación de avatares virtuales.”

Javier García-Manglano, Lulu McMillan y Albert Vidal presentaron tres artículos en torno a “la inteligencia artificial emocional” hace cuatro años presentando Replika que “quiere ser lo que su nombre indica, una réplica de ti mismo, una oportunidad de hablar con ‘alguien’ que, de lo bien que te conoce, se va convirtiendo en la materialización de ese diálogo interior que te permite conocerte y entenderte mejor”.

Como estos autores también señalan, conviene no olvidar que estas aplicaciones no son otra cosa que un “producto comercial, destinado a generar negocio. Detrás de Replika (y de HereAfter AI y otras del género) hay una startup y unos emprendedores que necesitan, para atraer inversores y desarrollar su negocio, rendir beneficios en un entorno competitivo (...).  El modelo de negocio prevalente entre empresas tecnológicas es la ‘economía de la atención’”.

Creer que hablamos o interactuamos con nuestros seres queridos que ya no están o pretender conocernos mejor solamente escuchando nuestras propias reflexiones no parecen ser las más útiles para nuestro desarrollo personal, emocional e intelectual.

En estas andaba esos días, cuando la mañana del pasado 5 de junio tuvo lugar la presentación oficial del I Decálogo para el uso Ético de la Inteligencia Artificial en los medios de comunicación fruto de la reflexión iniciada hace aproximadamente un año por la diócesis de Bilbao y la Euskal Kazetarien Elkartea - Asociación Vasca de Periodistas, Colegio Vasco de Periodistas. En esta reflexión también se ha contado con las tres universidades vascas (Deusto, Mondragon y del País Vasco), así como con los medios de comunicación.

  


Imagen de Tharanga Adikari en Pixabay

Tras su lectura, reescribo brevemente y a mi modo los doce puntos del decálogo:

1.     Alinear el uso de la IA con valores humanos, derechos fundamentales y códigos deontológicos periodísticos promoviendo la autorregulación responsable.

2.     Respetar y mantener la confianza de los destinatarios de la información en quienes la emiten.

3.     Ser transparentes con la audiencia en cuanto al uso de la IA.

4.     En decisiones editoriales clave, que sean personas quienes controlen y supervisen.

5.     Extremar las medidas de ciberseguridad para quienes accedan y usen la IA.

6.     Esforzarse en proteger la privacidad de la audiencia y de los informantes.

7.     Utilizar la IA como apoyo para la mejora de la calidad informativa, siendo conscientes de sus limitaciones.

8.     Promoción de la formación continua de las/os periodistas sobre la IA, sus capacidades y riesgos.

9.     Monitorización y evaluación del impacto del uso de la IA.

10.  Apoyar la investigación y el debate independiente en torno a ese impacto.

11.  Abrir a la audiencia canales de cuestionamiento y crítica del uso de la IA y hacerlos públicos.

12.  Dada la rápida evolución de la IA y sus aplicaciones, será necesaria la revisión periódica de este decálogo.

Por la tarde, en un acto celebrado por los promotores de este documento en la Universidad de Deusto, Andrea Ciucci, secretario general de la Fundación Vaticana RenAIssance para la Ética de la Inteligencia Artificial, fue invitado a dar una conferencia. El título, Algorética, Inteligencia Artificial y una comunicación plenamente humana (Recomiendo la lectura del texto íntegro, cuyo enlace se encuentra en esta página web).

En ella informó de que desde 2016 la Pontificia Academia para la Vida, donde él desarrolla su tarea, “inició una compleja y articulada reflexión sobre el nexo entre las nuevas tecnologías y la vida humana”. La ética de la IA debe fundamentarse en principios como la transparencia, la inclusión, la responsabilidad, la imparcialidad, la trazabilidad, la seguridad y la privacidad. Principios que se enmarcan en una perspectiva antropológica y social, que abarcan el derecho, la educación y la ética. En este sentido, el Papa Francisco ha acuñado un neologismo, "algorética", para referirse a la ética de los algoritmos en contraposición al riesgo de la soberanía y prevalencia de los mismos, la "algocracia".

“La cuestión de la algorética es ante todo una cuestión de ética social, que sin duda tiene importantes implicaciones antropológicas pero que poco tienen que ver con los apocalípticos escenarios posthumanos de los que hablamos con demasiada frecuencia. Cuestiones como la recogida, posesión y custodia de datos, así como la protección de menores y personas frágiles, el aumento de las desigualdades y el riesgo de reducción de las libertades individuales, y el debilitamiento de los procesos democráticos, son sólo algunos de los temas que exigen una atención urgente y seria.”

Según sus datos, casi el 70% de la población mundial dispone de un teléfono inteligente y de conexión a Internet y es evidente que esto ha cambiado de facto de forma globalizada los vínculos sociales integrando diversas culturas y tradiciones en una única red.

El corazón del trabajo de Ciucci se centra en poner en el centro de estos avances tecnológicos a la persona, proponiendo que la IA respete principios éticos universales y que contribuya al bien común.

Hablar de ética de la IA no es hablar de máquinas, sino de las personas que las diseñan, programan sus algoritmos y las utilizan. Es hablar de una herramienta, la IA, que desarrollada y usada con principios éticos sólidos puede contribuir significativamente al bienestar de la sociedad y no solo a una parte de ella. La ética debe estar presente desde el inicio del proceso tecnológico para asegurar que las innovaciones realmente beneficien a la humanidad en su conjunto.

Una herramienta no tiene ética. La tiene quien la diseña, quien la fabrica, quien la usa. Un cuchillo es una herramienta que no se inventó para apuñalar personas...

Referencias

Bilboko Elizbarrutia – Diócesis de Bilbao (2024, 5 de junio). Presentado un decálogo para el uso ético de la Inteligencia Artificial en los medios. https://bizkeliza.org/noticia/presentado-un-decalogo-para-el-uso-etico-de-la-inteligencia-artificial-en-los-medios/

Bilboko Elizbarrutia – Diócesis de Bilbao (2024, 6 de junio). “La transformación actual es un fenómeno global, ante todo por su difusión instantánea”. https://bizkeliza.org/noticia/la-transformacion-actual-es-un-fenomeno-global-ante-todo-por-su-difusion-instantanea/

Castillo, José Carlos. (2024, 23 mayo). «Estoy en el infierno, rodeado de adictos» y otras jugarretas de la IA que 'resucita' muertos. https://www.elcorreo.com/vivir/tecnologia/infierno-rodeado-adictos-jugarretas-ia-resucita-muertos-20240520000452-ntrc.html

García-Manglano, Javier et al. (2020, 1 Jan). Tu mejor amigo… digital. Replika, lo último en inteligencia artificial emocional https://medium.com/thinktech/tu-mejor-amigo-digital-1-3-69a7add89362

García-Manglano, Javier et al. (2020, 2 Jan). Bienvenidos a la Petnología. https://medium.com/thinktech/bienvenidos-a-la-petnolog%C3%ADa-86624acd25f1 

García-Manglano, Javier et al. (2020, 3 Jan). Hiperconectados y solos. https://medium.com/thinktech/hiperconectados-y-solos-3c61f410d455

Laboratorio de Periodismo Luca de Tena (2024, 5 de junio). Decálogo para el uso Ético de la Inteligencia Artificial en los medios de comunicación.
https://laboratoriodeperiodismo.org/wp-content/uploads/2024/06/Decalogo-uso-inteligencia-artificial.pdf

Monday, April 01, 2024

Algoritmos

 

Imagen de Chen en Pixabay

[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de EiTB el 01.04.2024. Este Blog fue cerrado el 01/07/2024]

Matrix (1999), Ready Player One (2018), Blade Runner (1982), Yo, robot (2004), Terminator (1984), 2001: Una odisea del espacio (1968), entre otras muchas, son películas de ciencia ficción que han dado imagen, sonido y acción —y alas a la imaginación— en torno a la inteligencia artificial (IA), los cíborgs y humanoides, la realidad —virtual o aumentada—, las inquietantes distopías y las inciertas perspectivas de futuro de la humanidad tal como la conocemos.

Con la reciente puesta en escena de la IA generativa de texto, imagen, sonido y vídeo y su rápida difusión mediática, lo que parece es que se nos quiere hacer creer que toda esta innovación tecnológica ha surgido como por arte de magia, intervención esotérica, alienígena o metafísica o, incluso, evolucionando por sí misma como cualquier ser —micro o macroscópico— y acabará, autónoma e independientemente, dominando —o destruyendo— a la humanidad.

Creo que somos muchas las personas para quienes ni el arte del ilusionismo, a través de trucos, juegos y efectos disuasorios con apariencia real, ni los extraterrestres, las personas iniciadas o las divinidades, reales o ficticias, están influyendo, ni directa ni indirectamente, en esta evolución y, mucho menos, que sea ella quien lo haga por su cuenta. Como queda dicho por las fechas de las películas antes citadas, y los datos históricos de la ciencia, desde finales del siglo XIX y, sobre todo desde mediados del XX, la utilización de las máquinas para la realización de cálculos, resolución de problemas y búsqueda de mejores alternativas es un hecho.

Es ahora cuando reclama aquí su presencia el gran protagonista, del que tanto se habla, y a quien se señala como culpable de todas las presentes y futuras desgracias o se alaba como artífice de las victorias y éxitos relacionados: el algoritmo, los algoritmos.

¿Qué es un algoritmo informático? Un conjunto de instrucciones limitadas, definidas y ordenadas, cuyo objeto es la resolución de un problema, la realización de un cálculo o el desarrollo de una determinada tarea. Es decir, un algoritmo es un procedimiento ordenado paso por paso para conseguir exitosamente un fin previamente definido.

Esto me recuerda, como definición y estructura, otra cosa: una receta de cocina. Previos: se necesita aceite, una sartén, sal, espumadera, plato y un huevo —recalcular cantidades de aceite y sal según el número de huevos—. Calentar una cantidad suficiente en la sartén (algo menos de un dedo) y esperar a que coja buena temperatura sin que llegue a humear. Abrir el huevo con cuidado y deslizarlo cuidadosamente en la sartén lo más cerca posible del aceite. Dejar pasar unos tres minutos, extraer el huevo ya frito con la espumadera y ponerlo sobre el plato. Espolvorear una pequeña cantidad de sal sobre la yema y la clara.

El algoritmo de una red social recoge mis datos personales y almacena el número de veces que busco determinados datos o visito ciertos contenidos y por cuánto tiempo. Se pondrá a buscar otros similares y me los irá sirviendo poco a poco para satisfacer mis gustos o reforzar mis opiniones y posturas. Sazonará la mezcla con elementos de otras personas con gustos parecidos a los míos, para “enriquecer” mi acervo al respecto.

La receta, por sí misma, no hace nada. Si quien la escribe sustituye, por ejemplo, la sal por ricina convierte en letal una sencilla comida. El algoritmo, per se, tampoco hace nada. Todo depende de quién lo escriba. Y de para y por qué...

Como usuario, debo ser consciente de que los algoritmos han sido programados (escritos) por alguien que trabaja para una compañía, un sello comercial o una corriente ideológica, política o religiosa y que sus intereses y sesgos, camuflados tras la información —incluida en textos, imágenes, sonidos y vídeos—, podrían estar condicionándome para no contrastarlos con otras fuentes o para manipularme sutilmente y hacerme, sin apenas darme cuenta, ajustar mi conducta a sus intereses.


Tuesday, January 30, 2024

Redes Sociales. Constructoras de Fraternidad Universal.

 



[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de EiTB el 30.01.2024. Este Blog fue cerrado el 01/07/2024]

Me han pedido que imparta un taller sobre el uso de las Redes Sociales a un grupo de voluntarias y voluntarios del Movimiento de los Focolares (Focolares, Web oficial) provenientes de distintos puntos de España. Primero, me siento agradecido y halagado. Después, tengo un poco de pudor. No soy un experto en el tema. Como en tantas otras cosas, solamente soy un usuario habitual, quizás avanzado, y publico lo que escribo en distintas plataformas. Agradezco a quienes me invitan a expresarme en ellas y me atrevo hoy, con cierto reparo, a compartir qué tengo en cuenta cuando tengo que acometer esa labor.

Reparo, porque creo honestamente que puedo aportar en las redes lo que pienso y siento, pero como en cualquier otra experiencia de comunicación, soy consciente de que si bien habrá quienes compartan total o parcialmente mis opiniones, otras personas no pensarán lo mismo y tendrán otras tan válidas como las mías, o más, aunque pudieran ser antagónicas.

Y es en este punto en el que quisiera detenerme un momento.

Las Redes Sociales se han convertido, en cierta medida, en la plaza del pueblo. Y en las plazas de los pueblos coincidimos personas de toda clase, formación, profesión, habilidad, ideología, creencia, virtud o ausencia de alguna o de todas las antedichas. También personas bienintencionadas, las más, y otras con aviesas intenciones, no tantas, pero muy dañinas.

En la plaza real, con sus bancos, fuentes, farolillos, árboles y jardines, a una determinada hora —pueden ser varias a lo largo de la jornada— se reúne el vecindario. Encuentro a alguien con quien hablar e inicio una conversación o reacciono y respondo si quien da el primer paso es la otra persona. Casi con total seguridad será conocida —de lo contrario podrían tomarme por loco— y nuestra charla pasará desapercibida para el resto de ocupantes del espacio circundante, salvo para quienes estén a nuestro lado y no estén hablando con nadie, u otras personas, también conocidas, que podrían querer sumarse a nuestro coloquio.

El tono de éste será cordial en la medida en que el tema tratado no genere discordancias o acabará con una abrupta subida de volumen de las voces y correspondiente engrosamiento de las palabras en caso contrario. Algunos —subrayo aquí mayoritariamente el masculino—, incluso, llegado el caso, podrían evocar su vena pugilística e intentar liarse a guantazos para dirimir diferencias. Cómo acabe esta historia dependerá del grado de proximidad, relación afectiva, educación y contención de las personas implicadas.

En la nueva plaza virtual no hay diferencia en cuanto a la tipología de las personas participantes antes descrita. Sin embargo, sí en cuanto al número. Aquí son miles o cientos de miles. A esta plaza, además, puedo acceder en cualquier momento y desde cualquier sitio, con solo activar mi teléfono inteligente, mi tablet o mi ordenador. Y estas son las puertas de acceso al mundo de las redes sociales, que son “... sitios o plataformas de internet que nos permiten conectarnos con amigos y familiares, entablar nuevas relaciones de un modo virtual y compartir e interactuar con todos ellos intercambiando información, datos y contenidos en diferentes formatos (texto, audio, fotografía, vídeo). También creamos comunidades sobre intereses comunes: trabajo, tiempo libre, lecturas, juegos, amistad, aficiones, relaciones amorosas, relaciones comerciales, etc.” (Duque, 2018).

Pero en estas interacciones entra en juego algo que pasa absolutamente desapercibido, y que toma buena nota de todo, DE TODO. Al conectarme a internet, a través de cada red social que utilizo “... estoy transmitiendo sin apenas darme cuenta quién soy, dónde vivo, dónde estudio o trabajo, dónde estoy, con quién, cómo voy, qué me gusta y qué no, a qué hora y qué leo, cuándo duermo, quiénes son mis amigos y familiares, cuál es mi orientación sexual, religiosa, política…” (Duque 2018).

Esta información que se recoge y almacena cuidadosamente en una gigantesca base de datos (Big Data) que será analizada, ordenada y clasificada para ser utilizada convenientemente para ofrecerme lo que decida que se ajusta a mi perfil y beneficie a las empresas que patrocinan la red social correspondiente. En pocas palabras, para controlarme y manipularme contando con mi consentimiento. “Juntos, libre y voluntariamente, estamos haciendo realidad parte de la distopía del 1984 de George Orwel: Big brother is watching you! (¡El Gran Hermano te vigila!). E insisto: diaria, libre y voluntariamente, sin preocuparnos lo más mínimo” (Duque, 2021).

 

Foto de Gerd Altmann en Pixabay

Por otra parte, ¿cuántas veces nos habremos encontrado con noticias, imágenes, comentarios, vídeos, audios o textos que nos han hecho experimentar sentimientos de ansiedad, odio, hostilidad, discordia, división? Muy probablemente gran parte de ellas, si no todas, serían noticias falsas (fake news), ya que esos son los efectos que provocan.

¿Cuántas nos hemos resistido a reaccionar del mismo modo y volcarlo en las redes?

Teniendo todo esto en cuenta, que puede asustar un poco, ¿qué podemos hacer?

En 1997, en su Lección con motivo de la concesión del doctorado honoris causa en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Católica St. John, Bangkok, hablando del uso de los medios de comunicación de ese momento por parte del Movimiento de los Focolares por ella fundado, Chiara Lubich decía:

... Es verdad que actualmente se los critica por el mal, la violencia, el erotismo, etc., que transmiten. Por eso, dado el mal uso que se suele hacer de ellos, nos podemos preguntar si nos alineamos con los que los maldicen, o bien con los que los exaltan.

Nosotros queremos estar entre los que quieren hacer buen uso de ellos e invitan a los demás a hacer lo mismo (...) Precisamente ahora, cuando se requiere un mundo más unido y se reclama la fraternidad universal, ahora es cuando la humanidad dispone de estos potentes medios de comunicación (...) Espero que, gracias a él (el doctorado honoris causa) muchos adquieran mayor conciencia de lo que pueden llegar a ser en nuestras manos estos dones de la técnica moderna. (Clariá, Dal Rì, 2000:514).

Como vemos, las redes sociales pueden contribuir tanto a la construcción de un mundo mejor como a entorpecer este proceso. Si nuestra apuesta es la primera, esforcémonos por conocerlas bien y utilizarlas adecuadamente, cuidando qué y cómo dejamos nuestra huella en ellas.

Tengo en mi mesa un pequeño cartel en inglés que me recuerda una clave que me ayuda a ello: antes de hablar —o de escribir, de compartir por las redes...—: PIENSA (Before you speak: THINK), transformando el verbo pensar en inglés (think) en un acrónimo:

 

T - Is it true? (¿Es cierto?)

H - Is ti helpful? (¿Es útil?)

I - Is it inspiring? (¿Es motivador?)

N - Is it necessary? (¿Es necesario?)

K - Is it kind? (¿Es amable?)

 

Referencias

Clariá, Carlos y Dal Rì, Claretta (2000). Unidad y medios de comunicación. En Como un arco iris. Madrid: Ciudad Nueva, 509-596.

Duque, Juan Carlos (2018, 11 de mayo). Redes sociales: emociones a flor de piel. Recuperado de https://blogs.eitb.eus/inteligenciaemocional/2018/05/11/redes-sociales-emociones-a-flor-de-piel/

Duque, Juan Carlos (2021, 16 de febrero) El dilema de la mensajería digital. Recuperado de https://blogs.eitb.eus/inteligenciaemocional/2021/02/16/el-dilema-de-la-mensajeria-digital/

Duque, Juan Carlos (2022, 17 de mayo). No a la inversa. Recuperado de https://blogs.eitb.eus/inteligenciaemocional/2022/05/17/no-a-la-inversa/

Duque, Juan Carlos (2022, 15 de julio). Erótica de la negatividad. Recuperado de https://blogs.eitb.eus/inteligenciaemocional/2022/07/15/erotica-de-la-negativdad/

Focolares, Movimiento de los (Web oficial). Voluntarios. Recuperado de https://www.focolare.org/espana/es/focolares/scelte-e-impegno/volontari/