Cuando la realidad parece imponerse, siempre hay un sueño que queda por realizarse...
When reality seems to prevail, there's always a dream left to come true...
Sunday, February 25, 2007
Wednesday, February 21, 2007
Gracias hermano - Thanks brother!
El hermano Calixto (el más hermoso) no hacía honor a este apelativo, aunque tampoco resultaba desagradable. Desde hacía años, los muchachos del colegio lo apodaban el búho. Él, como tantos y tantas docentes, lo sabía... Incluso creo que hasta le gustaba.
Hombre burgalés, amante de la cultura vasca, era recto en sus convicciones, creencias y conducta; dedicado plenamente, incluso con excesiva vehemencia a veces, a su doble vocación - la religiosa y la docente -, resultaba querido y odiado con la misma intensidad pero, y esto a su favor, por personas distintas. Hay quienes son queridos y odiados con igual intensidad por las mismas personas, lo cual genera una sensación de relación esquizofrénica que algunas veces puede llegar a ser bastante incómoda. Quienes estamos en el grupo de las personas que lo querían (¡quieren, queremos!), tuvimos la dicha de conocerlo y compartir mucho con él. He de reconocer que fue alguien que marcó mi vida. Y lo hizo en el sentido más positivo del término...
Calixto tenía - como todos tenemos - una expresión que repetía con cierta frecuencia y que, he de reconocer, hasta hace muy poco no había entendido. Cuando nos conocimos yo tenía quince años y este año estoy ya más cerca de los cincuenta que de los cuarenta. Siempre que alguien le contaba situaciones cotidianas, noticias de actualidad, calamidades familiares, dichas o desdichas personales o colectivas, él añadía al final: ¡Miseria humana!
Sólo con el paso del tiempo he podido constatar fehacientemente el profundo significado de estas palabras... Profundo y superficial al tiempo, simple y complejo a la vez. Sublime y mundano.
El engaño pueril, la fatídica traición, la deshonrosa infidelidad, la desidia insidiosa, la mentira - cruel o piadosa -, la desfachatez, la equivocación, el frío abandono, el cansancio inoportuno, el silencio inesperado, la dejadez recalcitrante, y tantas y tantas más... no dejan de ser otra cosa que una pequeña parte de ese universo, infinito e insondable, de la miseria humana.
La única redención pasa por reconocer que somos limitados, miserables, humanos... Y, en el mejor de los casos, que no estamos exentos de cometer errores... Aunque no sea con plenitud de conciencia en los actos, o en las omisiones... Y aun así... ¡Miseria humana!
Hombre burgalés, amante de la cultura vasca, era recto en sus convicciones, creencias y conducta; dedicado plenamente, incluso con excesiva vehemencia a veces, a su doble vocación - la religiosa y la docente -, resultaba querido y odiado con la misma intensidad pero, y esto a su favor, por personas distintas. Hay quienes son queridos y odiados con igual intensidad por las mismas personas, lo cual genera una sensación de relación esquizofrénica que algunas veces puede llegar a ser bastante incómoda. Quienes estamos en el grupo de las personas que lo querían (¡quieren, queremos!), tuvimos la dicha de conocerlo y compartir mucho con él. He de reconocer que fue alguien que marcó mi vida. Y lo hizo en el sentido más positivo del término...
Calixto tenía - como todos tenemos - una expresión que repetía con cierta frecuencia y que, he de reconocer, hasta hace muy poco no había entendido. Cuando nos conocimos yo tenía quince años y este año estoy ya más cerca de los cincuenta que de los cuarenta. Siempre que alguien le contaba situaciones cotidianas, noticias de actualidad, calamidades familiares, dichas o desdichas personales o colectivas, él añadía al final: ¡Miseria humana!
Sólo con el paso del tiempo he podido constatar fehacientemente el profundo significado de estas palabras... Profundo y superficial al tiempo, simple y complejo a la vez. Sublime y mundano.
El engaño pueril, la fatídica traición, la deshonrosa infidelidad, la desidia insidiosa, la mentira - cruel o piadosa -, la desfachatez, la equivocación, el frío abandono, el cansancio inoportuno, el silencio inesperado, la dejadez recalcitrante, y tantas y tantas más... no dejan de ser otra cosa que una pequeña parte de ese universo, infinito e insondable, de la miseria humana.
La única redención pasa por reconocer que somos limitados, miserables, humanos... Y, en el mejor de los casos, que no estamos exentos de cometer errores... Aunque no sea con plenitud de conciencia en los actos, o en las omisiones... Y aun así... ¡Miseria humana!
Sunday, February 18, 2007
Alan Parson's Eye in the sky in the voice of Noa... Just click, listen, read, and enjoy...Eye in the sky de Alan Parson, en la voz de Noa... Haz "click", escucha, lee y disfruta...
Don't think sorry's easily said
Don't try turning tables instead
You've taken lots of chances before
But I'm not gonna give anymore
Don't ask me
That's how it goes
'Cause part of me knows what you're thinkin'
Don't say words you're gonna regret
Don't let the fire rush to your head
I've heard the accusation before
And I ain't gonna take any more
Believe me
The sun in your eyes
Made some of the lies worth believing
I am the eye in the sky
Looking at you
I can read your mind
I am the maker of rules
Dealing with fools
I can cheat you blind
And I don't need to see any more
To know that
I can read your mind, I can read your mind
Don't leave false illusions behind
Don't cry cause I ain't changing my mind
So find another fool like before
Cause I ain't gonna live anymore believing
Some of the lies while all of the signs are deceiving
I am the eye in the sky
Looking at you
I can read your mind
I am the maker of rules
Dealing with fools
I can cheat you blind
And I don't need to see any more
To know that
I can read your mind, I can read your mind
Saturday, February 17, 2007
Monday, February 05, 2007
Escrito del 08/09/2002
8/09/02 1:00
Digamos que el arte contemporáneo, sobre todo en lo tocante a la arquitectura o escultura, y pese a grandísimos exponentes de reconocido prestigio internacional, a mí, personalmente, me dejaba un tanto perplejo. Siempre he querido encontrar explicaciones a lo que me rodeaba, no siempre encontrándolas, y el esfuerzo por intentar entender la interpretación de lo que los autores decían que eran sus obras causó en mí tal agotamiento que finalmente decidí simplemente observarlas y dejar que mi estado de ánimo decidiese si me encontraba cómodo frente a lo que veía o no.
Fue así que me llegó la noticia de que Bilbao iba a albergar en su seno un museo construido por Frank Gheri y que pertenecía a la fundación Guggenheim. Ciertamente me pareció interesante, y apasionante, constatar que las fuerzas vivas de la ciudad apostaban por una transformación radical de la villa y jugaban muy fuerte. Por un lado, suponía un riesgo al estrepitoso descalabro de la economía y del mercado laboral, suficientemente depauperado ya de por sí tras el cierre de las viejas industrias tradicionales de la ría del Nervión. Por otro, ¿sería ésta quizás la vía para empezar a atisbar un poco de luz en el oscuro túnel en el que nos encontrábamos?
Tras la preparación de los terrenos donde se iba a asentar el edificio, se presentó oficialmente la maqueta del museo. La curiosidad y deseo de participar e implicarse en la vida de su villa hizo que un gran número de ciudadanos y ciudadanas se acercara hasta las salas del Ayuntamiento donde se exponía el proyecto de Abandoibarra.
He de reconocer que, aun siendo una maqueta, mi subconsciente reaccionó buscando a mi estado de ánimo para preguntarle si me sentía o no cómodo frente a lo que estaba viendo… y no lo encontró. Sinceramente me esperaba otra cosa. Cabía la posibilidad de que ya hubiera empezado, de verdad, a hacerme viejo y, por tanto, la incomprensión del arte contemporáneo no residía en la actuación de los artistas, sino en mi profunda ignorancia y falta de sensibilidad artístico-contemporánea.
Con los desquiciantes quehaceres cotidianos olvidé aquella experiencia… y las obras de construcción comenzaron: movimiento de camiones, excavadoras, obreros yendo y viniendo,… Todo presagiaba que la construcción seguiría adelante me pusiera como me pusiera.
Y como pasa todo en la vida: cuando quise darme cuenta ya habían pasado muchas cosas en aquel solar. Enfrente de mi incrédula presencia se levantaba un inmenso monstruo metálico de color gris, para más recochineo, con un tejadillo más oscuro que asomaba por su parte trasera… Tubos, vigas… ¿Y es esto lo que va a servir de foco de atracción?
Imagino que si pudiera ver cada día el esqueleto de mi mujer (o ella el mío) saldría corriendo y no pararía hasta caer extenuado. La estructura interna, con cada una de sus partes y conexiones, el espacio que ocupa el vacío entre las estructuras, la rigidez y frialdad de las piezas de este rompecabezas queda siempre velada por la maravillosa forma de las curvas, por la exhuberancia de las formas, por la delicadeza (exhuberante) del conjunto, por el movimiento delicado que le da su identidad… Hablo del museo.
Debería estar prohibido dejar ver una obra de arte hasta que no estuviera terminada. ¿No fue acaso Miguel Ángel quien impidió la entrada al mismo Papa a la Capilla Sixtina hasta que no hubo terminado sus frescos?
Digamos que el arte contemporáneo, sobre todo en lo tocante a la arquitectura o escultura, y pese a grandísimos exponentes de reconocido prestigio internacional, a mí, personalmente, me dejaba un tanto perplejo. Siempre he querido encontrar explicaciones a lo que me rodeaba, no siempre encontrándolas, y el esfuerzo por intentar entender la interpretación de lo que los autores decían que eran sus obras causó en mí tal agotamiento que finalmente decidí simplemente observarlas y dejar que mi estado de ánimo decidiese si me encontraba cómodo frente a lo que veía o no.
Fue así que me llegó la noticia de que Bilbao iba a albergar en su seno un museo construido por Frank Gheri y que pertenecía a la fundación Guggenheim. Ciertamente me pareció interesante, y apasionante, constatar que las fuerzas vivas de la ciudad apostaban por una transformación radical de la villa y jugaban muy fuerte. Por un lado, suponía un riesgo al estrepitoso descalabro de la economía y del mercado laboral, suficientemente depauperado ya de por sí tras el cierre de las viejas industrias tradicionales de la ría del Nervión. Por otro, ¿sería ésta quizás la vía para empezar a atisbar un poco de luz en el oscuro túnel en el que nos encontrábamos?
Tras la preparación de los terrenos donde se iba a asentar el edificio, se presentó oficialmente la maqueta del museo. La curiosidad y deseo de participar e implicarse en la vida de su villa hizo que un gran número de ciudadanos y ciudadanas se acercara hasta las salas del Ayuntamiento donde se exponía el proyecto de Abandoibarra.
He de reconocer que, aun siendo una maqueta, mi subconsciente reaccionó buscando a mi estado de ánimo para preguntarle si me sentía o no cómodo frente a lo que estaba viendo… y no lo encontró. Sinceramente me esperaba otra cosa. Cabía la posibilidad de que ya hubiera empezado, de verdad, a hacerme viejo y, por tanto, la incomprensión del arte contemporáneo no residía en la actuación de los artistas, sino en mi profunda ignorancia y falta de sensibilidad artístico-contemporánea.
Con los desquiciantes quehaceres cotidianos olvidé aquella experiencia… y las obras de construcción comenzaron: movimiento de camiones, excavadoras, obreros yendo y viniendo,… Todo presagiaba que la construcción seguiría adelante me pusiera como me pusiera.
Y como pasa todo en la vida: cuando quise darme cuenta ya habían pasado muchas cosas en aquel solar. Enfrente de mi incrédula presencia se levantaba un inmenso monstruo metálico de color gris, para más recochineo, con un tejadillo más oscuro que asomaba por su parte trasera… Tubos, vigas… ¿Y es esto lo que va a servir de foco de atracción?
Imagino que si pudiera ver cada día el esqueleto de mi mujer (o ella el mío) saldría corriendo y no pararía hasta caer extenuado. La estructura interna, con cada una de sus partes y conexiones, el espacio que ocupa el vacío entre las estructuras, la rigidez y frialdad de las piezas de este rompecabezas queda siempre velada por la maravillosa forma de las curvas, por la exhuberancia de las formas, por la delicadeza (exhuberante) del conjunto, por el movimiento delicado que le da su identidad… Hablo del museo.
Debería estar prohibido dejar ver una obra de arte hasta que no estuviera terminada. ¿No fue acaso Miguel Ángel quien impidió la entrada al mismo Papa a la Capilla Sixtina hasta que no hubo terminado sus frescos?
Saturday, February 03, 2007
Thursday, February 01, 2007
Milagro - Miracle
No puedo menos que dar gracias, cada día, cada instante, por lo que recibo de quien de verdad siempre da... Me siento indigno de tantísima generosidad... Y lo que más me conmueve es que quienes me hacen vibrar son quienes responden a Alguien que, a pesar de mi incredulidad, de mi racionalidad, de mi terraqueidad -y de la de ellos y ellas-, Vive, Es y Está... Gracias a Tí y a ellas y ellos...
I can't be less than grateful, each day, every moment, for what I receive from any person who always frankly gives... I feel unworthy of such great generosity... The thing that moves me most is the fact that those who really touch me are those who answer to Somebody who, despite my lack of faith, my rationality, my down-to-earth approach - and despite theirs -, Lives and Is... Thanks to You and to them...
I can't be less than grateful, each day, every moment, for what I receive from any person who always frankly gives... I feel unworthy of such great generosity... The thing that moves me most is the fact that those who really touch me are those who answer to Somebody who, despite my lack of faith, my rationality, my down-to-earth approach - and despite theirs -, Lives and Is... Thanks to You and to them...
Subscribe to:
Posts (Atom)