Estoy aquí... Pudiendo haber estado allí... Sí, ¡pero estoy aquí!
A decir verdad, ni estoy aquí, ni allí. Decía la canción de Alberto Cortez: no soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad, ni porvenir.... Y ser feliz es mi color de identidad...
No pares jamás... debí decir alguna vez a un alma inquieta, expectante, afilada y, al mismo tiempo, sutil y candorosa... No pares jamás...
Decía una canción cantada por María Dolores Pradera: adiós es separarse, es no mirarse nunca... nunca, soledad...
Yo canto y digo, digo y canto, estoy e intento ser, y no soy ni estoy... Ni aquí ni allá...
Escribo y me libero... Sé que alguien me leerá... Y sin embargo, desde hace tiempo, ni soy ni estoy... Y la vida pasa, los momentos fluyen... Y el tiempo, implacable, cierra etapas...
Algunas con cicatriz. Otras con buen sabor de boca (y de alma)... Otras sólo se cierran... ¿para abrirse quizás de nuevo algún día?
Nada es como fue, ni será como es...
Desearía también cruzarme en los caminos de quienes quieren estar a mi lado... Pero, a veces, ni yo mismo quiero estar conmigo.
No debo yo tampoco parar jamás...
A decir verdad, ni estoy aquí, ni allí. Decía la canción de Alberto Cortez: no soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad, ni porvenir.... Y ser feliz es mi color de identidad...
No pares jamás... debí decir alguna vez a un alma inquieta, expectante, afilada y, al mismo tiempo, sutil y candorosa... No pares jamás...
Decía una canción cantada por María Dolores Pradera: adiós es separarse, es no mirarse nunca... nunca, soledad...
Yo canto y digo, digo y canto, estoy e intento ser, y no soy ni estoy... Ni aquí ni allá...
Escribo y me libero... Sé que alguien me leerá... Y sin embargo, desde hace tiempo, ni soy ni estoy... Y la vida pasa, los momentos fluyen... Y el tiempo, implacable, cierra etapas...
Algunas con cicatriz. Otras con buen sabor de boca (y de alma)... Otras sólo se cierran... ¿para abrirse quizás de nuevo algún día?
Nada es como fue, ni será como es...
Desearía también cruzarme en los caminos de quienes quieren estar a mi lado... Pero, a veces, ni yo mismo quiero estar conmigo.
No debo yo tampoco parar jamás...
1 comment:
A veces hay tormenta en el mar y la brújula señala un destino oscuro. Da la sensación de que no se va a ningún lado, de que no hay cambios. Es momento de mantenerse a flote y no olvidar de seguir a esa brújula que parece loca, marcando un norte donde sólo se ve negrura.
Vuelve a parar el viento, vuelve a salir el sol, deja de llover una vez más.
Y entonces se ve que el norte estaba allí, detrás de esa oscuridad, que el camino tenía sentido aunque no lo supieras.
Y sabes que estás haciendo un buen camino, aunque no llegues todavía.
Intento responder a todas tus entradas, que son una, en una nota.
Vos orientaste tu brújula hace mucho, sabiendo lo que hacías; tu propia brújula, tu relación con el mundo y contigo mismo. Vos sabés cuál es tu norte, aunque a veces no lo parezca. Y sabés también que las tormentas se pasan. Vos sabés que vos sos.
Madam Scissors
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