Cuando uno desnuda su alma en internet, no deja de ser una manifestación de un cierto tipo de exhibicionismo...
Cuando uno es consciente de que hay quien, fielmente, a veces bajo el disfraz del anonimato o de la heteronimia está al otro lado de la pantalla, cerca o lejos (qué importan las distancias en la red), no deja de ser una comunión universal de alma, pequeña y frágil, que quiere ser escuchada...
Cuando a uno no le importa ni desnudar su alma, ni el qué dirán, ni qué pensarán... uno empieza a intuir qué será la libertad... Volar extendiendo las alas poderosas de la imaginación, del sentimiento, del poder decir y escribir lo que en cada momento araña o acaricia esa delicada piel interior que llamamos alma... Esa que se equivoca, que acierta, que cae, que se levanta, que quiere acabar, que quiere volver a empezar, que necesita descansar, que está dispuesta a todo, que no quiere hacer nada, que es, en definitiva, lo que somos y lo que no... Pero que nos hace vibrar, y que, como cuerda de guitarra, produce armónicos que resuenan en otros cuerpos, en otras cuerdas, en otras almas que, sin querer, vibran en la misma frecuencia... Misteriosa armonía cósmica absolutamente involuntaria...
Y lo que en la física se explica por pura dinámica de moléculas, movimiento vibratorio involuntario y de puro contagio, en la vida se materializa en la expresión de sentimientos anónimos... ¡Pero armoniosamente recibidos!
2 comments:
No me canso de leer lo que escribes con tanto sentimiento. Siempre he dicho que ¨quiero ser como tú cuando tenga tu edad...¨ Te hice sonreir, verdad?
Ya es tarde... A dormir será. Sé que al cerrar los ojos recordaré el ayer, que siempre ha estado presente, y despertar a un nuevo día con la esperanza de un mañana no muy lejano.
Levantarse-sentarse-caer... Ese es nuestro ciclo Y volar más allá de las circunstancias, desasidos del cuerpo que a veces se muestra inútil para acompañar nuestras ansias y en otras es fiel cómplice de nuestros deseos.
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