Si mirase hacia abajo, al no ver nada, tendría mucho miedo.
Si mirase hacia arriba, al no ver nada, sentiría mucho frío.
Si mirase a los lados, al no ver nada, ya sí que no entendería nada.
Si mirase dentro, al no ver nada, pensaría que no estoy despierto, o quizás que estoy muerto...
Casi que mejor no miro...
-------------------------------
If I looked down, not seeing anything I would be very afraid.
If I looked up, not seeing anything it would be too cold.
If I looked around, not seeing anything then I wouldn't understand anything.
If I looked inside, not seeing anything I wouldn't be awaken, or maybe I'm dead...
I'd rather don't look...
Cuando la realidad parece imponerse, siempre hay un sueño que queda por realizarse...
When reality seems to prevail, there's always a dream left to come true...
Monday, June 18, 2007
Monday, May 07, 2007
Saturday, March 24, 2007
¿De quién es la deuda externa?
Exposición del Cacique Guaicaipuro Cuatemoc ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea (08/02/2002). Con lenguaje simple, trasmitido en traducción simultánea a más de un centenar de Jefes de Estado y dignatarios de la Comunidad Europea, el Cacique Guaicaipuro Cuatemoc logró inquietar a su audiencia cuando dijo:
"Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatemoc he venido a encontrar a los que celebran el encuentro. Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años. Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento. ¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano! ¿Genocidio? ¡Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!
¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.
Yo, Guaicaipuro Cuatemoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis. Tan fabulosa exportación de capitales no fue más que el inicio de un plan “Marshalltesuma”, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos:
¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional?
Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal. En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas liquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente, hemos demorado todos estos siglos en cobrar.
Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarle a nuestro hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.
Sobre esta base, y aplicando la formula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300.
Es decir, un numero para cuya expresión total, serian necesarias mas de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.
Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuanto pesarían, calculadas en sangre?
Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.
Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero si exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica..."
Cuando el Cacique Guaicaipuro Cuatemoc dio su conferencia ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar la verdadera deuda externa. Ahora sólo resta que algún gobierno latinoamericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales.
Si tienes amigos honestos, hazles conocer este discurso. Ellos también han sido vendidos.
"Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuatemoc he venido a encontrar a los que celebran el encuentro. Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años. Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.
¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento. ¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano! ¿Genocidio? ¡Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!
¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.
Yo, Guaicaipuro Cuatemoc, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis. Tan fabulosa exportación de capitales no fue más que el inicio de un plan “Marshalltesuma”, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos:
¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional?
Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal. En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas liquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente, hemos demorado todos estos siglos en cobrar.
Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarle a nuestro hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado sólo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.
Sobre esta base, y aplicando la formula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300.
Es decir, un numero para cuya expresión total, serian necesarias mas de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.
Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuanto pesarían, calculadas en sangre?
Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.
Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero si exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica..."
Cuando el Cacique Guaicaipuro Cuatemoc dio su conferencia ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar la verdadera deuda externa. Ahora sólo resta que algún gobierno latinoamericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales.
Si tienes amigos honestos, hazles conocer este discurso. Ellos también han sido vendidos.
Sunday, February 25, 2007
Wednesday, February 21, 2007
Gracias hermano - Thanks brother!
El hermano Calixto (el más hermoso) no hacía honor a este apelativo, aunque tampoco resultaba desagradable. Desde hacía años, los muchachos del colegio lo apodaban el búho. Él, como tantos y tantas docentes, lo sabía... Incluso creo que hasta le gustaba.
Hombre burgalés, amante de la cultura vasca, era recto en sus convicciones, creencias y conducta; dedicado plenamente, incluso con excesiva vehemencia a veces, a su doble vocación - la religiosa y la docente -, resultaba querido y odiado con la misma intensidad pero, y esto a su favor, por personas distintas. Hay quienes son queridos y odiados con igual intensidad por las mismas personas, lo cual genera una sensación de relación esquizofrénica que algunas veces puede llegar a ser bastante incómoda. Quienes estamos en el grupo de las personas que lo querían (¡quieren, queremos!), tuvimos la dicha de conocerlo y compartir mucho con él. He de reconocer que fue alguien que marcó mi vida. Y lo hizo en el sentido más positivo del término...
Calixto tenía - como todos tenemos - una expresión que repetía con cierta frecuencia y que, he de reconocer, hasta hace muy poco no había entendido. Cuando nos conocimos yo tenía quince años y este año estoy ya más cerca de los cincuenta que de los cuarenta. Siempre que alguien le contaba situaciones cotidianas, noticias de actualidad, calamidades familiares, dichas o desdichas personales o colectivas, él añadía al final: ¡Miseria humana!
Sólo con el paso del tiempo he podido constatar fehacientemente el profundo significado de estas palabras... Profundo y superficial al tiempo, simple y complejo a la vez. Sublime y mundano.
El engaño pueril, la fatídica traición, la deshonrosa infidelidad, la desidia insidiosa, la mentira - cruel o piadosa -, la desfachatez, la equivocación, el frío abandono, el cansancio inoportuno, el silencio inesperado, la dejadez recalcitrante, y tantas y tantas más... no dejan de ser otra cosa que una pequeña parte de ese universo, infinito e insondable, de la miseria humana.
La única redención pasa por reconocer que somos limitados, miserables, humanos... Y, en el mejor de los casos, que no estamos exentos de cometer errores... Aunque no sea con plenitud de conciencia en los actos, o en las omisiones... Y aun así... ¡Miseria humana!
Hombre burgalés, amante de la cultura vasca, era recto en sus convicciones, creencias y conducta; dedicado plenamente, incluso con excesiva vehemencia a veces, a su doble vocación - la religiosa y la docente -, resultaba querido y odiado con la misma intensidad pero, y esto a su favor, por personas distintas. Hay quienes son queridos y odiados con igual intensidad por las mismas personas, lo cual genera una sensación de relación esquizofrénica que algunas veces puede llegar a ser bastante incómoda. Quienes estamos en el grupo de las personas que lo querían (¡quieren, queremos!), tuvimos la dicha de conocerlo y compartir mucho con él. He de reconocer que fue alguien que marcó mi vida. Y lo hizo en el sentido más positivo del término...
Calixto tenía - como todos tenemos - una expresión que repetía con cierta frecuencia y que, he de reconocer, hasta hace muy poco no había entendido. Cuando nos conocimos yo tenía quince años y este año estoy ya más cerca de los cincuenta que de los cuarenta. Siempre que alguien le contaba situaciones cotidianas, noticias de actualidad, calamidades familiares, dichas o desdichas personales o colectivas, él añadía al final: ¡Miseria humana!
Sólo con el paso del tiempo he podido constatar fehacientemente el profundo significado de estas palabras... Profundo y superficial al tiempo, simple y complejo a la vez. Sublime y mundano.
El engaño pueril, la fatídica traición, la deshonrosa infidelidad, la desidia insidiosa, la mentira - cruel o piadosa -, la desfachatez, la equivocación, el frío abandono, el cansancio inoportuno, el silencio inesperado, la dejadez recalcitrante, y tantas y tantas más... no dejan de ser otra cosa que una pequeña parte de ese universo, infinito e insondable, de la miseria humana.
La única redención pasa por reconocer que somos limitados, miserables, humanos... Y, en el mejor de los casos, que no estamos exentos de cometer errores... Aunque no sea con plenitud de conciencia en los actos, o en las omisiones... Y aun así... ¡Miseria humana!
Sunday, February 18, 2007
Don't think sorry's easily said
Don't try turning tables instead
You've taken lots of chances before
But I'm not gonna give anymore
Don't ask me
That's how it goes
'Cause part of me knows what you're thinkin'
Don't say words you're gonna regret
Don't let the fire rush to your head
I've heard the accusation before
And I ain't gonna take any more
Believe me
The sun in your eyes
Made some of the lies worth believing
I am the eye in the sky
Looking at you
I can read your mind
I am the maker of rules
Dealing with fools
I can cheat you blind
And I don't need to see any more
To know that
I can read your mind, I can read your mind
Don't leave false illusions behind
Don't cry cause I ain't changing my mind
So find another fool like before
Cause I ain't gonna live anymore believing
Some of the lies while all of the signs are deceiving
I am the eye in the sky
Looking at you
I can read your mind
I am the maker of rules
Dealing with fools
I can cheat you blind
And I don't need to see any more
To know that
I can read your mind, I can read your mind
Saturday, February 17, 2007
Monday, February 05, 2007
Escrito del 08/09/2002
8/09/02 1:00
Digamos que el arte contemporáneo, sobre todo en lo tocante a la arquitectura o escultura, y pese a grandísimos exponentes de reconocido prestigio internacional, a mí, personalmente, me dejaba un tanto perplejo. Siempre he querido encontrar explicaciones a lo que me rodeaba, no siempre encontrándolas, y el esfuerzo por intentar entender la interpretación de lo que los autores decían que eran sus obras causó en mí tal agotamiento que finalmente decidí simplemente observarlas y dejar que mi estado de ánimo decidiese si me encontraba cómodo frente a lo que veía o no.
Fue así que me llegó la noticia de que Bilbao iba a albergar en su seno un museo construido por Frank Gheri y que pertenecía a la fundación Guggenheim. Ciertamente me pareció interesante, y apasionante, constatar que las fuerzas vivas de la ciudad apostaban por una transformación radical de la villa y jugaban muy fuerte. Por un lado, suponía un riesgo al estrepitoso descalabro de la economía y del mercado laboral, suficientemente depauperado ya de por sí tras el cierre de las viejas industrias tradicionales de la ría del Nervión. Por otro, ¿sería ésta quizás la vía para empezar a atisbar un poco de luz en el oscuro túnel en el que nos encontrábamos?
Tras la preparación de los terrenos donde se iba a asentar el edificio, se presentó oficialmente la maqueta del museo. La curiosidad y deseo de participar e implicarse en la vida de su villa hizo que un gran número de ciudadanos y ciudadanas se acercara hasta las salas del Ayuntamiento donde se exponía el proyecto de Abandoibarra.
He de reconocer que, aun siendo una maqueta, mi subconsciente reaccionó buscando a mi estado de ánimo para preguntarle si me sentía o no cómodo frente a lo que estaba viendo… y no lo encontró. Sinceramente me esperaba otra cosa. Cabía la posibilidad de que ya hubiera empezado, de verdad, a hacerme viejo y, por tanto, la incomprensión del arte contemporáneo no residía en la actuación de los artistas, sino en mi profunda ignorancia y falta de sensibilidad artístico-contemporánea.
Con los desquiciantes quehaceres cotidianos olvidé aquella experiencia… y las obras de construcción comenzaron: movimiento de camiones, excavadoras, obreros yendo y viniendo,… Todo presagiaba que la construcción seguiría adelante me pusiera como me pusiera.
Y como pasa todo en la vida: cuando quise darme cuenta ya habían pasado muchas cosas en aquel solar. Enfrente de mi incrédula presencia se levantaba un inmenso monstruo metálico de color gris, para más recochineo, con un tejadillo más oscuro que asomaba por su parte trasera… Tubos, vigas… ¿Y es esto lo que va a servir de foco de atracción?
Imagino que si pudiera ver cada día el esqueleto de mi mujer (o ella el mío) saldría corriendo y no pararía hasta caer extenuado. La estructura interna, con cada una de sus partes y conexiones, el espacio que ocupa el vacío entre las estructuras, la rigidez y frialdad de las piezas de este rompecabezas queda siempre velada por la maravillosa forma de las curvas, por la exhuberancia de las formas, por la delicadeza (exhuberante) del conjunto, por el movimiento delicado que le da su identidad… Hablo del museo.
Debería estar prohibido dejar ver una obra de arte hasta que no estuviera terminada. ¿No fue acaso Miguel Ángel quien impidió la entrada al mismo Papa a la Capilla Sixtina hasta que no hubo terminado sus frescos?
Digamos que el arte contemporáneo, sobre todo en lo tocante a la arquitectura o escultura, y pese a grandísimos exponentes de reconocido prestigio internacional, a mí, personalmente, me dejaba un tanto perplejo. Siempre he querido encontrar explicaciones a lo que me rodeaba, no siempre encontrándolas, y el esfuerzo por intentar entender la interpretación de lo que los autores decían que eran sus obras causó en mí tal agotamiento que finalmente decidí simplemente observarlas y dejar que mi estado de ánimo decidiese si me encontraba cómodo frente a lo que veía o no.
Fue así que me llegó la noticia de que Bilbao iba a albergar en su seno un museo construido por Frank Gheri y que pertenecía a la fundación Guggenheim. Ciertamente me pareció interesante, y apasionante, constatar que las fuerzas vivas de la ciudad apostaban por una transformación radical de la villa y jugaban muy fuerte. Por un lado, suponía un riesgo al estrepitoso descalabro de la economía y del mercado laboral, suficientemente depauperado ya de por sí tras el cierre de las viejas industrias tradicionales de la ría del Nervión. Por otro, ¿sería ésta quizás la vía para empezar a atisbar un poco de luz en el oscuro túnel en el que nos encontrábamos?
Tras la preparación de los terrenos donde se iba a asentar el edificio, se presentó oficialmente la maqueta del museo. La curiosidad y deseo de participar e implicarse en la vida de su villa hizo que un gran número de ciudadanos y ciudadanas se acercara hasta las salas del Ayuntamiento donde se exponía el proyecto de Abandoibarra.
He de reconocer que, aun siendo una maqueta, mi subconsciente reaccionó buscando a mi estado de ánimo para preguntarle si me sentía o no cómodo frente a lo que estaba viendo… y no lo encontró. Sinceramente me esperaba otra cosa. Cabía la posibilidad de que ya hubiera empezado, de verdad, a hacerme viejo y, por tanto, la incomprensión del arte contemporáneo no residía en la actuación de los artistas, sino en mi profunda ignorancia y falta de sensibilidad artístico-contemporánea.
Con los desquiciantes quehaceres cotidianos olvidé aquella experiencia… y las obras de construcción comenzaron: movimiento de camiones, excavadoras, obreros yendo y viniendo,… Todo presagiaba que la construcción seguiría adelante me pusiera como me pusiera.
Y como pasa todo en la vida: cuando quise darme cuenta ya habían pasado muchas cosas en aquel solar. Enfrente de mi incrédula presencia se levantaba un inmenso monstruo metálico de color gris, para más recochineo, con un tejadillo más oscuro que asomaba por su parte trasera… Tubos, vigas… ¿Y es esto lo que va a servir de foco de atracción?
Imagino que si pudiera ver cada día el esqueleto de mi mujer (o ella el mío) saldría corriendo y no pararía hasta caer extenuado. La estructura interna, con cada una de sus partes y conexiones, el espacio que ocupa el vacío entre las estructuras, la rigidez y frialdad de las piezas de este rompecabezas queda siempre velada por la maravillosa forma de las curvas, por la exhuberancia de las formas, por la delicadeza (exhuberante) del conjunto, por el movimiento delicado que le da su identidad… Hablo del museo.
Debería estar prohibido dejar ver una obra de arte hasta que no estuviera terminada. ¿No fue acaso Miguel Ángel quien impidió la entrada al mismo Papa a la Capilla Sixtina hasta que no hubo terminado sus frescos?
Saturday, February 03, 2007
Thursday, February 01, 2007
Milagro - Miracle
No puedo menos que dar gracias, cada día, cada instante, por lo que recibo de quien de verdad siempre da... Me siento indigno de tantísima generosidad... Y lo que más me conmueve es que quienes me hacen vibrar son quienes responden a Alguien que, a pesar de mi incredulidad, de mi racionalidad, de mi terraqueidad -y de la de ellos y ellas-, Vive, Es y Está... Gracias a Tí y a ellas y ellos...
I can't be less than grateful, each day, every moment, for what I receive from any person who always frankly gives... I feel unworthy of such great generosity... The thing that moves me most is the fact that those who really touch me are those who answer to Somebody who, despite my lack of faith, my rationality, my down-to-earth approach - and despite theirs -, Lives and Is... Thanks to You and to them...
I can't be less than grateful, each day, every moment, for what I receive from any person who always frankly gives... I feel unworthy of such great generosity... The thing that moves me most is the fact that those who really touch me are those who answer to Somebody who, despite my lack of faith, my rationality, my down-to-earth approach - and despite theirs -, Lives and Is... Thanks to You and to them...
Wednesday, January 31, 2007
Llueve! - It rains!
El cielo se tiñe de grises nubarrones cargados de sueños pesados que esperan un cambio de temperatura para poder precipitar... El viento va y viene, aparentemente sin ninguna intención, aparentemente sin ninguna dirección... Y yo miro hacia arriba, arriba, arriba... Las gotas que resbalan por mis mejillas confortan el calor que fluye por mis venas... Llueve...
Monday, January 29, 2007
Ser o no ser... - To be or not to be...
Mantener dos trabajos de forma simultánea resulta bastante complicado, salvo que ambos sean absolutamente compatibles y no conlleven ningún tipo de responsabilidad ni sobre otros, ni sobre nada de una cierta relevancia.
Keeping two jobs at the same time is quite difficult, except if both of them are completely compatible and carry no responsibilities on others, or over nothing relevant.
Keeping two jobs at the same time is quite difficult, except if both of them are completely compatible and carry no responsibilities on others, or over nothing relevant.
Saturday, January 27, 2007
Nada como un buen descanso - Nothing like a good rest
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Sometimes, a good rest helps fitting many things. The question is finding the right moment and having enough time to enjoy it.
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