Thursday, February 17, 2011

17/02/2011

Desperezo mi mente, mi vida, tras casi dos meses no de hibernación sino de singladura por los mares de la existencia... En esas 24 interminables y eternas horas... ¿O tal vez de acovachamiento?

Tras esta catatonia vital, doloroso - aunque no mortal- letargo, abro los ojos y, al menos hoy, luce el sol, radiante... El cielo azul, maculado por blancas nubes, que no amenaza ni lluvia ni tormentas... Un nuevo día todo (y sólo) para mí...

Miro al horizonte y, como siempre, según su tierna travesura, me guiña un ojo invitándome a acercarme, a explorarlo, a no detenerme hasta alcanzarlo, aunque de sobra sabe que nunca lo conseguiré...

Sabe que no puedo resistirme y no caminar. Sabe que, aunque a veces parezca desfallecer, sólo sé mirar hacia adelante... Irracionalmente me dejo seducir por sus encantos y, en cuanto consigo erguirme de nuevo, echo a andar...

Decía el poeta: "¡Caminante! ¡No hay camino! Se hace camino al andar..."

1 comment:

Raquel said...

Y para seguir el camino, los versos de otro poeta:Pedro Salinas
"No rechaces los sueños por ser sueños.
Todos los sueños pueden
ser realidad, si el sueño no se acaba..."