@ Foto JCDA |
¡Me lo
regaló mi hijo! En cuanto lo vio supo que sería para mí. Me apasionan los
relojes… Cuando fuimos a recogerlo aún no había comenzado el confinamiento,
pero no fue mucho antes.
Ya en
mi casa, tras varios días sobre un sofá, esperando a ser atendido, lo limpié,
taladré la pared y puse una escarpia (previamente un taco, ¡claro!). Había
buscado un lugar en el que se sintiera importante, solemne, respetado y, sobre
todo, acogido, querido... Era un regalo especial…
Al
principio no funcionaba. En la casa de Iker, perfectamente. Pero, se ve que con
el traslado… Inspeccioné su mecanismo, visité distintos tutoriales en Internet;
intenté de todo, hasta que, por fin, y como ocurren tantas cosas en la vida,
por pura casualidad, conseguí hacerlo funcionar… ¡Todavía no sé qué fue lo que
hice!
Tras
varios días haciendo su tic-tac, vi que se adelantaba un poco y, según uno de
aquellos tutoriales, había que regular la altura del péndulo… Lo hice… Y se
paró… Como lo había hecho el tiempo en tantas personas durante estas semanas de
reclusión…
Volví
a desmontar algunas piezas y, lo reconozco, empecé a perder la paciencia…
¡Hasta me enfadé con él!
- ¿Por
qué no quieres funcionar?, le preguntaba inútilmente (los relojes solo saben
dar la hora, no hablan…)
Volví
a desmontarlo. Quité las pesas, el péndulo, lo descolgué de la pared… Aproveché
para volver a limpiarlo - tenía acumulado algo de polvo -. Ajusté una y otra
vez el muelle del péndulo. Volví a colocarlo, y las pesas y el péndulo dichoso…
Durante
varios días lo empujaba esperanzado - ¡al péndulo! - y, cada vez que volvía a
pararse, subía (o bajaba) la tuerca de regulación de su altura… ¡Y nada! Volvía
a pararse…
Entendí
que era cuestión de paciencia y delicadeza, no de desesperación y violencia - en
algunos momentos le habría dado un martillazo - … Pero, al igual que mis
preguntas absurdas, habría sido inútil. Y, de haberlo hecho, ya no estaría más
conmigo…
Un
poco como nuestra vida durante estos días de encierro…
Hoy, 8
de abril del año de nuestro Señor de 2020, con paciencia, perseverancia, cariño
y dedicación, ha vuelto a funcionar…
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